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-¿Y bien, que les pareció el Circo, niños?- Se oyó la voz preguntando de la mujer pelinegra, la cual tomaba la mano de sus dos hijos seguido de su esposo.

-¡A mi me gustó! ¡Fue muy divertido, mamá!- el pequeño pelinegro exclamó entusiasmado aún comiendo un poco del algodón de azúcar que le habían comprado haya.

La mujer sonrió ante la respuesta de su hijo al igual que el hombre pelirrojo el cual volteó a ver a su hija: -¿Y tu que dices, Marie? ¿Te divertirse?-

Sin embargo, la pequeña simplemente yacía perdida en sus pensamientos mirando hacia el cielo sin poner mucha atención a lo que había dicho su padre. Suspiro y sólo asiento vagamente haciendo a ambos adultos mirarse entre sí con sentimiento de confusión y preocupación.

En fin, al llegar a casa, tomando en cuenta que ya era de noche, sólo se pusieron las pijamas y los pequeños fueron los primeros en irse a la cama mientras ambos padres los arropaban. Dieron las buenas noches dándole a cada uno un beso delicado y dulce en sus frentes y salieron de la habitación sin más en rumbo a la suya.

Oliver fue el primero en dormir y rápidamente, pero... para Marie fue otra historia.

No podía sacar de su mente la imagen de aquel circo deforme. Aquel circo donde el sufrimiento está tan bien escondido que no es fácil verlo a simple vista... pero que por alguna razón ella si logro captar.

Lo que más le rondaba era la canción de aquel niño que vio en la carpa verde. En la carpa verde viejo casi abandonada, sin importancia, una situación y lugar oportunos con buena razón para por fin poder revelar sus penas, sus pensamientos, esos sentimientos de miseria, dolor, tristeza ocultos de los demás.

Por alguna razón, ella había sido destinada a que su curiosidad la llevará a escuchar y vivir aquel acto. Ella era destinada... ¿A que? ¿Hay alguna señal en aquel destino casi imposible? No lo podía comprender exactamente, y sabía que no lo lograría hacer, menos ella sola.

Y ahí fue cuando una intrépida y arriesgada idea se le vino a la mente; ir a tomar respuestas por si misma de ese circo y averiguarlo.

No tardó mucho en levantarse de su cama, cubrirse apropiadamente para enfrentar el frío de la noche y acercarse hacia su ventana. Para su suerte, su casa era de una sola plata por lo que no tendría que preocuparse por la salida.

Cuando todo parecía perfecto para al fin poder marcharse ya con sus pies en el frío suelo, escucho un gruñido por la habitación. Al voltear, se encontró cara a cara con su exótica mascota Perry; un ornitorrinco, el cual sólo la miraba sin dejar de emitir tal sonido.

La pequeña se mostró alarmada y se acercó a la ventana: -Perry, silencio por favor...- Le suplico susurrando: -Vas a despertar a mamá y a papá y entonces estaré en problemas...prometo que volveré-

En cambio, el no dejó de hacer sus sonidos y la pelirroja sabía que no faltaba mucho tiempo para que alguno de su familia se levantase y la descubrieran. Pensó y pensó hasta que al final se le ocurrió, tal vez, una gran idea: -Ok, ok, Perry... si tanto insistes, puedes venir conmigo, así vigilaras que no me pase nada... ¿Esta bien?-

Tal como ella se predijo que sucedería, el animal callo al instante y salió por la ventana lo más rápido posible, acobijándose por entre la bufanda que traía Marie puesta. Ella río al ver al ornitorrinco: -Sabía que no te negarías...- susurro para sí misma y para el ornitorrinco cerrando la ventana y saliendo del porche de su casa, rumbo hacia las afueras de la ciudad, a la profundidad del bosque...

Al Dark Wood Circus

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Después de un momento de caminar sin suficiente rumbo mas que recuerdos, distinguió la enorme carpa entre los arboles. Escondiéndose entre estos miro atentamente; debía admitir que el lugar lucia mucho mas aterrador en la oscuridad que con todas sus hermosas y alegres luces encendidas.

Observo bien alrededor de la carpa y,al no ver alguna señal de vida, continuo caminando acomodando delicadamente a su mascota entre su bufanda. Siguió caminando lo mas silenciosamente posible hasta encontrar la entrada. Al abrirla tan solo un poco y entrar, tuvo que esconderse repentivamente al escuchar el sonido de unos pasos seguido de otros mas pequeños. Asomo ligeramente la cabeza de su escondite para encontrarse con el pequeño cuerpo de dos cabezas siguiendo a un alto hombre cubierto en una capa negra, muy difícil de identificar.

-S-Señor...- parecía decir una vos pequeña y débil del rubio: -y-ya hemos puesto y amarrado a cada uno en su lugar tal como nos dijo...-

El hombre, al parecer, solo se volteo hacia ellos y, extendiendo su mano, le sacudió el cabello ligeramente haciendo al niño temblar un poco: -Bien hecho, Xavier y Fred... pueden irse a dormir, recuerden que mañana todavía vendrá gente... y no quisiera tener que usar otra vez el ácido contra ustedes o uno de sus compañeros... ¿verdad?- les pregunto con demasiada tranquilidad mientras los dos asentían aun temblando ligeramente ante el. Este sonrió ante su respuesta apartando su mano: -Muy bien...los veré mañana, pequeños...- y, sin mas, se retiro saliendo por la inmensa carpa tarareando una canción la cual reconoció la pelirroja que era la misma que se tocaba durante las funciones.

Seguido, dio un pequeño suspiro en alivio a no ser descubierta... pero no pudo evitar sentir algo de curiosidad ante quien era y lo que había dicho ese hombre. Principalmente... ¿Ácido...? ¿Para que utilizarían ácido en un lugar como este? Bueno... estaba segura de que después lo descubriría.

Salio al notar que también los niños se habían ido y siguió con su intrépida expedición. Camino por entre el lugar notando lo tan vacío que se veía el lugar sin las pequeñas carpas puestas dentro de el. Camino un buen rato entre todo el vació hasta llegar a otra pequeña entrada, la cual se encontraba justo detrás de la columna donde antes había visto al que parecía el director. Antes de entrar, asomo su ojo por un pequeño hueco en la lona por si acaso. Se sorprendió un poco al observar adentro.

Ahí estaban todos, todos los niños. Todos y cada uno encerrados en sufría celda, entre la oscuridad de la noche sin mas luz que la de una pequeña vela que sostenía la mano de Fred.

-Hmm... si, siguen todos...- el mismo dijo iluminando poco a poco cada una de las celdas, en especial dirijiendose hacia la que parecía ser delas dos niñas larguiruchas, las cuales que ni siquiera por su tamaño no cuentan con una celda grande. Este miro por un momento y suspiro: -... ¿Como es que aceptamos el servirle a ese hombre?-

-No teníamos de otra... no quiero que nos haga algo peor...- contesto su hermano también en suspiro.

-¿Y eso que?-

Los dos voltearon hacia una de las celdas a su derecha iluminándola ligeramente haciendo un pequeño gesto: -Thomas, no empieces con eso... sabes que no tenemos opción, TU mas que nadie aquí lo sabe, superalo-

Marie trato de mirarlo mejor y sintió un leve calor en su rostro al reconocerlo... el chico de la hermosa voz, el de los ojos vendados y cuerpo extraño...

-Cállense, no saben nada...- contesto este defendiéndose ante lo dicho por el otro castaño: -mientras eso no se haga, seguiremos encerrados en este infierno, ¡no lo entienden!-

-Ya, ya basta- le corto el rubio abruptamente: -No vamos a discutir esto una noche mas, es siempre lo mismo... vamos, Fred-

Mientras tanto con la pelirroja, esta al notar como caminaban hacia la salida busco rápido un escondite sin darse cuenta de que su ornitorrinco había bajado de sus hombros y se dirigía a la lona sin intención de detenerse: -¿Perry? ¡Perry, no...!- susurro la pelirroja alarmada al observarlo sin mirar bien y caer al suelo tomándolo entre sus manos: -Te tengo...- pero al alzar su mirada se llevo otro pequeño susto.

Marie al caer de su escondite, quedando tendida justo enfrente de los chicos, los cuales la miraban impactados por su repentina aparición. Hubo un momento de silencio mientras se miraban los unos a los otros... ninguno podía mencionar ni una sola palabra ante la sorpresa.

-Eh...- empezó temerosa la pelirroja con una pequeña sonrisa nerviosa: -ho-hola chicos, jeje...-

-¿¡QUE DIABLOS HACES AQUÍ!?- gritaron en contestación ambos haciendo que a Fred se le cayera la vela al suelo oscureciendo totalmente todo el lugar.

-La pregunta es, ¿¡que diablos les sucede a us...!?- empezó a decir una de las que eran las niñas larguiruchas, la de cabello güero corto, la cual despertó con el grito, y se callo a si misma al ver a Marie al igual de impactada: -¿Q... Quien es ella?-

-¡Tu! ¿Por que has venido aquí?- pregunto aun asustado el rubio sin contestar la otra pregunta: -¿Por... Por que estas aquí!?-

-¿Que no es obvio? Un espectador admirador de ustedes... de seguro solo vino a seguir burlándose de ustedes dos, "acto principal"- contesto deforma irritada Thomas que, a pesar detener aun sus ojos vendados, parecía mirar directamente a Marie.

Por su lado, ella solamente se paro y miro un poco a su alrededor antes de articular una respuesta: -¡Y-yo nunca vendría aquí a eso... no después de verlos hace horas antes! No le haría eso a Xavier y Fred...-

Ambos chicos se mostraron callados por un momento y Fred suspiro: -No importa, no deberías estar aquí- y acto seguido, junto con su hermano, empezaron a empujarla a la salida: -Si nuestro director se entera... solamente te ira peor- continuo Xavier.

-¿Que? ¡N-No,esperen!- los detuvo Marie safandose de ambos: -no comprenden... quiero ayudarlos-

-¿Ayudarnos?- la misma chica larguirucha, mientras la de piel morena solo la miraba también ya despierta: -disculpa decepcionarte pequeña... pero no hay ninguna manera en que tu nos puedas ayudar- la otra simplemente asintió tristemente mirando a Marie

-¡Claro que puedo! S-Solo necesito que me cuenten sobre este lugar, algo... p-puedo hacerlo-

-¡Cállate!- continuo irritado el niño castaño: -¡Mentirosa! ¡Todos los de tu tipo, todos los seres humanos comunes! ¡Siempre dicen lo mismo y es mentira! ¡Lárgate ahora mismo y déjanos en paz!-

-¡P-Pero... y-yo!-

-¡QUE TE LARGUES DE ESTE CIRCO!-

-¿¡POR QUE DIABLOS HAY TANTO ALBOROTO!?-

Al escuchar ese grito seguido de unos pasos furiosos todos los presentes ahí palidecieron al instante; el Director estaba en camino: -¡Rápido, Jazz, Bridgette! ¡Escondanla...!- murmuro Xavier aterrado saliendo del lugar para calmar al hombre furioso.

Las dos solo asintieron. La morena con solo estirar sus brazos por encima de su celda tomo a Marie mientras Bridgette a Perry y los escondieron entre sus enormes y largos cuerpos justo a tiempo cuando el hombre entro junto con Xavier y Fred con lo que parecía una cubeta en sus manos: -¿¡Quien era el que estaba dando de gritos aquí!? ¡Pensé haberles dicho que los mandaran a todos a dormir!-

-L-Lo sabemos, señor... e-es que...-

-Fui yo, señor Director-

El hombre giro su cabeza en dirección a Thomas manteniendo lo que parecía su mirada fijamente en el. Este solamente lanzo un suspiro seguido de un gruñido dirijiendose hacia el. Sin saber como, el hombre tomo un poco del contenido en la cubeta y la lanzo directamente hacia el chico, el cual lanzo un pequeño alarido de dolor. Marie se altero un poco al escuchar eso, pero se mantuvo en silencio.

-... Mas te vale quedarte ahora callado o no dudare en matarte contesto... ¡¿Entendido!?- le grito mientras el castaño solo asentía lentamente aun adolorido: -muy bien... ¡Lo mismo va para todos! Mocosos, no pueden ni respetar la hora del sueño...- gruño caminando a la salida retirándose, dejándolos a todos en un profundo silencio.

Ya cuando se percataron de que se habia ido, ambas chicas sacaron a Marie, aun algo asustada, con su mascota en brazos. Xavier y Fred la miraron directamente con un suspiro: -... debes irte, por favor...-

La pelirroja solo se mantuvo callada frente los dos y alzo su rostro: -No... no puedo hacerlo...-

-Maldita sea... eres insistente...- dijo casi entre cortado el castaño cubriendo algunas que parecían heridas del liquido que el hombre le había lanzado anteriormente.

-Demasiado, para ser sincera...-

-¿Amanda?-

Todos voltearon instantáneamente hacia el fondo del pasillo, justo a una celda que guardaba en su interior una pecera repleta de agua que no parecía limpia... pero guardaba a una hermosa joven dentro de ella.

-Vaya vaya... al parecer eres una de las espectadoras, ¿no?- la pelirroja solo asintió en respuesta: -seguro... bueno, he oído que has insistido tanto en querer ayudarnos... así que te haré una pregunta... ¿Por que quieres y como planeas ayudarnos?-

-Amanda, esto es ridículo, que solo se vaya...- dijo insistente Fred a la joven.

Marie, de nuevo, pensó un momento antes de dar su respuesta... miro atentamente a los ojos azulados de la joven y comenzó decidida: -Porque... porque no es justo para ustedes... no merecen esta vida, se que son diferentes a todos los demás, pero... yo... pude ver ese dolor en sus ojos, en la mirada de todos... la tristeza, sufrimiento, simplemente no pude soportar la idea de que sigan viviendo de esta manera, por eso quiero ayudarlos, mi padre es un inventor y ciudadano muy respetado y oído, estoy segura de que si le traigo muestras de este circo me apoyara y... tal vez... les ayude a ustedes a al menos tener una vida mejor, no en un infierno como este, se los prometo... pueden confiar en mi-

Al terminar, la joven de cabellos anaranjados la siguió mirando por un momento. Cerro ligeramente sus ojos y esbozo una sonrisa: -Cambien puedo ver esa necesidad de ayudar en tus ojos... te ayudaremos con tu pequeña investigación-

-¿Estas loca?- preguntaron los hermanos a la joven.

-No... solo se que habla con la verdad, y yo la apoyare... aconsejaría que ustedes hicieran lo mismo, al menos no por ella... si no por todos nosotros y ustedes mismos...-

Ambos se miraron entre si y después a Marie. Suspiraron: -Si no hay nada mas que hacer...-

-Muy bien... Thomas, tu seras el primero-

-¿Y por que piensas que yo ayudaría a esta niña?-

-Tu eres el que ha estado aquí por mas tiempo, te lo ruego que lo hagas, y sin protestar- contesto la joven mirando al chico dulcemente: -por favor, Thom...-

El chicos implemente quedo en silencio un momento y seguido de un gruñido asintió molesto volteándose a una dirección contraria a la chica: -Esta bien... pero en un rato, hagan lo que sea con ella por mientras...-

-¡Thomas!- dijeron Xavier y Fred al mismo tiempo al ver la ignorancia del chico. Amanda suspiro ondeando lo que parecía ser una cola y miro a Marie: -Bueno... entonces creo que lo mejor sera presentarte mejor a otros de los habitantes de este circo, ¿te parece?- la pelirroja asintió con una gran sonrisa en el rostro: -Xavier, Fred, llévenla a la parte trasera-

Los dos asintieron tomando a Marie de la mano y llevándola a otra entrada que ella no había visto antes. Todos observaron como se retiraron, a lo cual la joven suspiro de nuevo. La niña güera la observo con un poco de preocupación: -¿De verdad estas segura de esto?...-

La joven miro un momento mas a la pequeña entrada donde desaparecieron los niños y después la miro con una amplia sonrisa: -Claro que lo estoy... nunca mentiría a mi familia... descansen un poco, tardaran un rato...-