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Kakarotto.

El primer día que pisé el infierno, llegué con la soberbia y la esperanza de que mis compañeros Vegeta y Nappa me revivieran con esas tales “esferas del dragón” que podían conceder toda clase de deseos.

Ese primer año del infierno fue tan extraño. En un principio solo me la pasaba abusando de los más débiles, al grado que terminé aburriéndome de ello y decidí simplemente en regocijarme en un entorno de soledad. Ese año pasó bastante rápido, que a su vez no podía contener la emoción de que mis compañeros por fin me revivirían para que volvamos a ser el trío del caos que solíamos ser.

Solo podía tratar de imaginar cómo Vegeta y Nappa te eliminarían de una vez por todas y destruirían el planeta Tierra y llevándose las esferas para que puedan revivirme. Sin embargo eso no pasó.

Después de cumplido ese año después de mi muerte, pasaron algunas horas. Y para sorpresa mía, quien llegó al infierno fue nada menos que Nappa quien en el momento que lo vi estaba hecho una furia. Pues me contó que fue el mismo Vegeta quien lo mató.

Cuando escuché eso, sentí como todo mi ser, o lo que quedaba de él, se esfumaban. Mis esperanzas de ser revivido se habían desvanecido, pues después de todo lo que hicimos, ya nadie se iba a tomar la molestia de revivirnos ni a Nappa ni a mí.

Después de varios minutos, Nappa se tranquilizó, y al cabo de un instante comenzó a reír sin motivo aparente. Después de que sus carcajadas cesaran lo único que me dijo fue: “Bueno, lo único que tengo de consuelo es el hecho de que me llevé conmigo a varios de los amigos de Kakarotto”, acto seguido volvió a seguir riendo.

No era lo más reconfortante, pero al menos ya no estaba tan solo. Pasó un tiempo y en ello Nappa y yo solo platicábamos de todo lo que hacíamos en vida. Ya hasta que no quedó nada más de qué conversar. Cada uno decidió seguir su camino. Fue cuando entonces comenzó a suceder algo extraño aquí en el infierno.

Comenzaron a llegar al infierno algunos soldados de Freezer. Algo que se me hacía raro. Pues tenía entendido que eran los hombres realmente entrenados para matar, aún sin ayuda de los saiyajin.

Comencé a platicar con algunos de ellos. Y no podía creer lo que me decían. Algunos habían sido abatidos por Vegeta. Otros por Freezer, otros por habitantes de un planeta llamado Namek. Incluso dos soldados me contaron que fueron devorados por un monstruo del océano en el planeta Namek porque fueron burlados por una mujer terrícola.

Todo era tan confuso, no sabía que era lo que pasaba. Sin embargo cuando llegaron Dodoria y Zarbon. Dijeron que fueron eliminados por Vegeta. Fue entonces cuando me di cuenta de una cosa. Vegeta por fin había iniciado la rebelión contra Freezer. No podía evitar sentirme contento porque por fin sería la venganza contra ese desgraciado que destruyó nuestro planeta natal. Pero a su vez me sentí furioso porque me lo estaba perdiendo.

Poco después, pasó algo increíble. Llegaron al infierno nada menos que los soldados de las Fuerzas Especiales Gi Nyu. El grupo de élite de Freezer. Y lo que dijeron sin duda me dejó helado.

Los cuatro de ellos habían sido asesinados por Vegeta, sin embargo, todos a excepción de Guldo, antes de morir habían sido derrotados por otro saiyajin.

No había duda. ESE ERAS TÚ, KAKAROTTO.

No podía creerlo. Pues cuando tú y yo peleamos en la Tierra, eras tan débil que tuviste que pedir ayuda e incluso sacrificar tu propia vida para derrotarme. Y saber que habías derrotado a los mejores hombres de Freezer, cuando incluso Vegeta, Nappa y yo juntos no podríamos derrotarlos ni en sueños.

Pasaron varias horas sin saber nada de lo que pasaba en ese planeta Namek. Pero entonces pasó algo que no podía creer.

Vegeta llegó al infierno. Sin embargo, no parecía el Vegeta que conocí hace tanto tiempo atrás. Pues solo permanecía en silencio, pero en su rostro, mostraba una inquietante expresión de derrota. Era obvio que había sido asesinado por Freezer. Pero había algo más que lo tenía así de frustrado.

Era el hecho de que tú, Kakarotto, nos habías superado. Fue entonces que todos los hombres de Freezer, simplemente observaban a Vegeta con una tremenda mirada de odio. En parte también compartía ese odio porque no me había revivido. Fue entonces que apareció Nappa justamente a dirigir su puño hacia él. Pero yo decidí detenerlo. Porque de algún modo podía entender a Vegeta. No fue fácil porque Nappa era más fuerte que yo. Después de eso, todos los hombres de Freezer que Vegeta mató, fueron a atacarlo.

Vegeta solo volteó por un momento la mirada, pero solo seguía ahí parado y en silencio. Fue entonces que las autoridades del infierno llegaron a detener la pelea campal que se iba a armar. Fue complicado, sin embargo, Vegeta no se movía de esa colina en la que estaba parado, viendo hacia el horizonte sin decir una sola palabra. Estaba seguro de que cambiaste algo en él.

Vegeta siguió parado ahí, por varias horas más. Cuando de repente como por arte de magia, desapareció.

No entendía qué era lo que pasaba. Ya ni siquiera sabía si era mi imaginación, o era real. Y vaya que he visto muchas cosas raras aquí en el infierno.

Después de eso, el infierno se había vuelto un lugar pacífico, en cierta forma. Pero hasta unos años después llegó Freezer al infierno, acompañado de su padre el Rey Cold. Incluso después de la muerte no podía evitar sentir temor solo con verlos. Pues todo el séquito de Freezer estaba aquí, y sin dudarlo fueron con él (a excepción de Nappa y yo), a ovacionarlo.

Después de eso Freezer volvió el infierno un caos. Incluso para las autoridades del infierno les era muy complicado controlarlo. Pero no pasó mucho tiempo para que las cosas empeoraran aquí. Pues tiempo después llegó un sujeto, llamado Cell, que venía justo de la Tierra. Ni siquiera Freezer y Cold, pudieron hacerle frente.

A Freezer no le quedó de otra más que aliarse con él. Sin embargo, Cell no estaba interesado en controlar nada.

Después de algunos otros años, Vegeta regresó al infierno. Y a diferencia de la vez pasada, decidí hablarle. Le pregunté qué había pasado, a lo que él me dijo: “¡Eso no te importa, insecto! Eres el hermano mayor de Kakarotto y no has hecho nada más que lamentarte aquí en lugar de hacer algo útil. No eres ni la mitad de lo que él es ahora, ¡Apártate! Solo verte me dan nauseas”.

No pude evitar sentirme molesto. Pero también tenía razón. Si ya habías derrotado a Freezer, era obvio que ya eras mucho más poderoso. Al cabo de unos días, llegó una anciana muy extraña y se lo llevó. ¿Qué era lo que pasaba? No entendía nada.

Poco después llegó un extraño sujeto llamado Babidi. Quien con su magia y mediante una bola de cristal, nos mostró lo que estaba aconteciendo.

Y fue entonces que después de tantos años pude volver a verte, Kakarotto.

Sí, por fin pude verte. Peleando con gran coraje contra ese sujeto llamado Majinbu. Quien se veía que era muy poderoso y que el destino del universo estaba en peligro. También vi que tenías la ayuda de Vegeta. Pero tu forma de súper Saiyajin, fue la que más me dejó atónito.

Fue entonces que con la ayuda de los terrícolas lograste crear esa poderosa bola de energía para poder vencer a Majinbu. Fue justo allí que por fin lo pude entender todo.

Kakarotto. Eres único en nuestra especie. No solamente un guerrero, sino alguien que lucha por los demás y hace lo correcto. No hay duda de que llevas la determinación de nuestro padre. Pero también la bondad de nuestra madre.

Cuando llegué a la Tierra, yo realmente quería que regresaras con nosotros. Con tu familia, la raza saiyajin. Pero no me había dado cuenta de que ya tenías una familia. Una familia que yo intenté destruir. Recuerdo que cuando peleamos, me dijiste que a alguien como yo no se le podía llamar hermano. Tenías razón.

Ha pasado mucho tiempo y realmente no he sabido nada de ti. Hace un tiempo Freezer fue llevado a otra sección del infierno porque estaba causando demasiados problemas aquí. Ignoro con qué hayas hecho o con qué clase de seres te has enfrentado desde entonces.

Kakarotto, espero que algún día tú y tus seres queridos puedan perdonarme por el daño que les causé en mi estancia en la Tierra. Espero que algún día podamos encontrarnos, de algún modo. Y espero principalmente que no te hayas olvidado de mí, como yo tampoco me he olvidado de ti. Hermano mío.

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Kakarotto.

El primer día que pisé el infierno, llegué con la soberbia y la esperanza de que mis compañeros Vegeta y Nappa me revivieran con esas tales “esferas del dragón” que podían conceder toda clase de deseos.

Ese primer año del infierno fue tan extraño. En un principio solo me la pasaba abusando de los más débiles, al grado que terminé aburriéndome de ello y decidí simplemente en regocijarme en un entorno de soledad. Ese año pasó bastante rápido, que a su vez no podía contener la emoción de que mis compañeros por fin me revivirían para que volvamos a ser el trío del caos que solíamos ser.

Solo podía tratar de imaginar cómo Vegeta y Nappa te eliminarían de una vez por todas y destruirían el planeta Tierra y llevándose las esferas para que puedan revivirme. Sin embargo eso no pasó.

Después de cumplido ese año después de mi muerte, pasaron algunas horas. Y para sorpresa mía, quien llegó al infierno fue nada menos que Nappa quien en el momento que lo vi estaba hecho una furia. Pues me contó que fue el mismo Vegeta quien lo mató.

Cuando escuché eso, sentí como todo mi ser, o lo que quedaba de él, se esfumaban. Mis esperanzas de ser revivido se habían desvanecido, pues después de todo lo que hicimos, ya nadie se iba a tomar la molestia de revivirnos ni a Nappa ni a mí.

Después de varios minutos, Nappa se tranquilizó, y al cabo de un instante comenzó a reír sin motivo aparente. Después de que sus carcajadas cesaran lo único que me dijo fue: “Bueno, lo único que tengo de consuelo es el hecho de que me llevé conmigo a varios de los amigos de Kakarotto”, acto seguido volvió a seguir riendo.

No era lo más reconfortante, pero al menos ya no estaba tan solo. Pasó un tiempo y en ello Nappa y yo solo platicábamos de todo lo que hacíamos en vida. Ya hasta que no quedó nada más de qué conversar. Cada uno decidió seguir su camino. Fue cuando entonces comenzó a suceder algo extraño aquí en el infierno.

Comenzaron a llegar al infierno algunos soldados de Freezer. Algo que se me hacía raro. Pues tenía entendido que eran los hombres realmente entrenados para matar, aún sin ayuda de los saiyajin.

Comencé a platicar con algunos de ellos. Y no podía creer lo que me decían. Algunos habían sido abatidos por Vegeta. Otros por Freezer, otros por habitantes de un planeta llamado Namek. Incluso dos soldados me contaron que fueron devorados por un monstruo del océano en el planeta Namek porque fueron burlados por una mujer terrícola.

Todo era tan confuso, no sabía que era lo que pasaba. Sin embargo cuando llegaron Dodoria y Zarbon. Dijeron que fueron eliminados por Vegeta. Fue entonces cuando me di cuenta de una cosa. Vegeta por fin había iniciado la rebelión contra Freezer. No podía evitar sentirme contento porque por fin sería la venganza contra ese desgraciado que destruyó nuestro planeta natal. Pero a su vez me sentí furioso porque me lo estaba perdiendo.

Poco después, pasó algo increíble. Llegaron al infierno nada menos que los soldados de las Fuerzas Especiales Gi Nyu. El grupo de élite de Freezer. Y lo que dijeron sin duda me dejó helado.

Los cuatro de ellos habían sido asesinados por Vegeta, sin embargo, todos a excepción de Guldo, antes de morir habían sido derrotados por otro saiyajin.

No había duda. ESE ERAS TÚ, KAKAROTTO.

No podía creerlo. Pues cuando tú y yo peleamos en la Tierra, eras tan débil que tuviste que pedir ayuda e incluso sacrificar tu propia vida para derrotarme. Y saber que habías derrotado a los mejores hombres de Freezer, cuando incluso Vegeta, Nappa y yo juntos no podríamos derrotarlos ni en sueños.

Pasaron varias horas sin saber nada de lo que pasaba en ese planeta Namek. Pero entonces pasó algo que no podía creer.

Vegeta llegó al infierno. Sin embargo, no parecía el Vegeta que conocí hace tanto tiempo atrás. Pues solo permanecía en silencio, pero en su rostro, mostraba una inquietante expresión de derrota. Era obvio que había sido asesinado por Freezer. Pero había algo más que lo tenía así de frustrado.

Era el hecho de que tú, Kakarotto, nos habías superado. Fue entonces que todos los hombres de Freezer, simplemente observaban a Vegeta con una tremenda mirada de odio. En parte también compartía ese odio porque no me había revivido. Fue entonces que apareció Nappa justamente a dirigir su puño hacia él. Pero yo decidí detenerlo. Porque de algún modo podía entender a Vegeta. No fue fácil porque Nappa era más fuerte que yo. Después de eso, todos los hombres de Freezer que Vegeta mató, fueron a atacarlo.

Vegeta solo volteó por un momento la mirada, pero solo seguía ahí parado y en silencio. Fue entonces que las autoridades del infierno llegaron a detener la pelea campal que se iba a armar. Fue complicado, sin embargo, Vegeta no se movía de esa colina en la que estaba parado, viendo hacia el horizonte sin decir una sola palabra. Estaba seguro de que cambiaste algo en él.

Vegeta siguió parado ahí, por varias horas más. Cuando de repente como por arte de magia, desapareció.

No entendía qué era lo que pasaba. Ya ni siquiera sabía si era mi imaginación, o era real. Y vaya que he visto muchas cosas raras aquí en el infierno.

Después de eso, el infierno se había vuelto un lugar pacífico, en cierta forma. Pero hasta unos años después llegó Freezer al infierno, acompañado de su padre el Rey Cold. Incluso después de la muerte no podía evitar sentir temor solo con verlos. Pues todo el séquito de Freezer estaba aquí, y sin dudarlo fueron con él (a excepción de Nappa y yo), a ovacionarlo.

Después de eso Freezer volvió el infierno un caos. Incluso para las autoridades del infierno les era muy complicado controlarlo. Pero no pasó mucho tiempo para que las cosas empeoraran aquí. Pues tiempo después llegó un sujeto, llamado Cell, que venía justo de la Tierra. Ni siquiera Freezer y Cold, pudieron hacerle frente.

A Freezer no le quedó de otra más que aliarse con él. Sin embargo, Cell no estaba interesado en controlar nada.

Después de algunos otros años, Vegeta regresó al infierno. Y a diferencia de la vez pasada, decidí hablarle. Le pregunté qué había pasado, a lo que él me dijo: “¡Eso no te importa, insecto! Eres el hermano mayor de Kakarotto y no has hecho nada más que lamentarte aquí en lugar de hacer algo útil. No eres ni la mitad de lo que él es ahora, ¡Apártate! Solo verte me dan nauseas”.

No pude evitar sentirme molesto. Pero también tenía razón. Si ya habías derrotado a Freezer, era obvio que ya eras mucho más poderoso. Al cabo de unos días, llegó una anciana muy extraña y se lo llevó. ¿Qué era lo que pasaba? No entendía nada.

Poco después llegó un extraño sujeto llamado Babidi. Quien con su magia y mediante una bola de cristal, nos mostró lo que estaba aconteciendo.

Y fue entonces que después de tantos años pude volver a verte, Kakarotto.

Sí, por fin pude verte. Peleando con gran coraje contra ese sujeto llamado Majinbu. Quien se veía que era muy poderoso y que el destino del universo estaba en peligro. También vi que tenías la ayuda de Vegeta. Pero tu forma de súper Saiyajin, fue la que más me dejó atónito.

Fue entonces que con la ayuda de los terrícolas lograste crear esa poderosa bola de energía para poder vencer a Majinbu. Fue justo allí que por fin lo pude entender todo.

Kakarotto. Eres único en nuestra especie. No solamente un guerrero, sino alguien que lucha por los demás y hace lo correcto. No hay duda de que llevas la determinación de nuestro padre. Pero también la bondad de nuestra madre.

Cuando llegué a la Tierra, yo realmente quería que regresaras con nosotros. Con tu familia, la raza saiyajin. Pero no me había dado cuenta de que ya tenías una familia. Una familia que yo intenté destruir. Recuerdo que cuando peleamos, me dijiste que a alguien como yo no se le podía llamar hermano. Tenías razón.

Ha pasado mucho tiempo y realmente no he sabido nada de ti. Hace un tiempo Freezer fue llevado a otra sección del infierno porque estaba causando demasiados problemas aquí. Ignoro con qué hayas hecho o con qué clase de seres te has enfrentado desde entonces.

Kakarotto, espero que algún día tú y tus seres queridos puedan perdonarme por el daño que les causé en mi estancia en la Tierra. Espero que algún día podamos encontrarnos, de algún modo. Y espero principalmente que no te hayas olvidado de mí, como yo tampoco me he olvidado de ti. Hermano mío.