HOME | DD

Description
Un gran sacrificio

Personajes: Kun, James.

-----

Por más que le doliera tenía que complacerlo. Iba a tener que sacrificar su melena, incluso a pesar de que no le iba a tardar mucho en volver a crecer.

–Sha vas a ver –dijo el Kun en frente del espejo con la rasuradora en una mano.
Pasaron diez minutos.

–Sí, ahora sí –repitió.
Pasaron otros diez minutos.

–La puta madre… –suspiró y apoyó la rasuradora a un costado del lavamanos.
–Sergio, sé que tu puedes –decía James, quién se encontraba a su lado presenciando la escena y sonriendo por dentro.
–¡Obvio que puedo! –exclamó el Kun.
–¿Porqué tanta demora entonces? –preguntó el finlandés.
–Porque… esto es un gran sacrificio para mi, ¿viste? –dijo hundiendo la cabeza pero mirándolo de reojo.
James tardó en responder.
–Es necesario para que esto funcione –dijo con una pequeña sonrisa para animar.
–Sí, tenés razón –dijo el Kun aunque seguía sin moverse.
James se acercó y le palmeó el hombro.
–Estoy seguro que te quedará lindo –le dijo sonriendo de nuevo.
Esto sonrojó un poco al Kun Agüero, las palabras de James lo llenaron de valor para decidirse. Nuevamente se miro al espejo, agarró la rasuradora y la miró cómo si fuese un rival. La encendió y su vista volvió hacia el espejo.
James por atrás nuevamente lo palmeó.
–Todo va a salir bien, Sergio.
Y sucedió.

El Kun terminó de mirarse en el espejo y no sabía ni que opinar. Estaba rapado y ya no recordaba la última vez que había estado así, por lo que no supo cómo reaccionar.
Miró a James, que tenía también una expresión particular, como si estuviera reprimiendo algo, sonreía pero como si no lo quisiera.
–James, ¿te pasa algo? –preguntó el Kun.
–Te queda muy lindo –dijo sonriendo.
–¿En serio? Sho sha lo sabía –decía contento el Kun. James le sonrió y dirigió su vista por toda la cara del Kun, ojos, nariz, mejillas, su cabeza rapada; comenzaba a sonrojarse y el Kun al notar que James no dejaba de mirarlo también se sonrojó. Pero se sentía un poco más incómodo por la situación.
–Volvamos a la habitación que este baño es muy chico –dijo James.
Esto sacó al Kun de sus pensamientos.
–Sí, dale. Vamos.

//

Cuando entraron a la habitación todos los compañeros del Kun empezaron a reírse señalando con el dedo su cabeza rapada. Había sido una noche de apuestas después de haber ganado un partido contra el Real Madrid. Contentos, se habían juntado todos en la misma habitación jugando a las cartas, algunos a la play, otros apostando y casi todos tomando alcohol.
–Felicidades –dijo uno de ellos secándose una lágrima por tanto reír. –Ganaste la apuesta, toma tus €50 euros –dicho esto se los entregó al Kun.
–¡Te queda horrible! –decía otro jugador del Manchester City, junto con otros matándose de risa.
El Kun Agüero estalló de enojo.
–¡Váyanse a la mierda, forros! –gritó y se retiró dando un fuerte portazo.
James, después de que se fuera, miró a los jugadores con desprecio.
–Me parece que en el próximo partido… va a haber muchas amarillas –finalizó James y se fue para buscar a Sergio.

Siguió sus pasos sin decirle nada. El Kun notó que James estaba detras suyo y cuando se cansó, se dio vuelta mostrándole a James una expresión muy clara de enojo.
–Mentiroso de mierda, vos solo querías hacerme quedar como un pelotudo frente a los otros… ¡pelotudos también! –gritó el Kun con furia.
Quiso golpearle en la cara, pero James lo frenó a tiempo, acercó su rostro lo más que pudo ya que el argentino no le permitía moverse demasiado.
–Sergio, eres lindo. Te lo digo en serio. ¿No me crees? –preguntó James seriamente.
El Kun Agüero no contestaba. Solo miraba los ojos azules del finlandés que por primera vez comenzó a parecerle atractivo.
–¿Me estás escuchando? ¡Sergio! –decía James un poco desesperado.
–Soltame –dijo el Kun serenamente, James lo notó, y acto seguido su brazo fue liberado. –James, salgamos a tomar algo; sho te pago las bebidas como disculpa, ¿puede ser? –el Kun se avergonzó un poco por las palabras que dijo. –Total, los €50 los gané gracias a vos.
–Te disculpo Sergio, no hay problema –contestó James riendo con ternura.

Siguieron caminando por los pasillos para salir a la calle.
–Ah. James, tengo que decirte una cosa mas, si es posible –preguntó el Kun.
–Dime ¿qué sucede? –preguntó intrigado.

El argentino lo miró directo a los ojos y le sonrió con ternura y un poco de vergüenza.
–No me digas Sergio, sólo decime "Kun"

Description
Un gran sacrificio

Personajes: Kun, James.

-----

Por más que le doliera tenía que complacerlo. Iba a tener que sacrificar su melena, incluso a pesar de que no le iba a tardar mucho en volver a crecer.

–Sha vas a ver –dijo el Kun en frente del espejo con la rasuradora en una mano.
Pasaron diez minutos.

–Sí, ahora sí –repitió.
Pasaron otros diez minutos.

–La puta madre… –suspiró y apoyó la rasuradora a un costado del lavamanos.
–Sergio, sé que tu puedes –decía James, quién se encontraba a su lado presenciando la escena y sonriendo por dentro.
–¡Obvio que puedo! –exclamó el Kun.
–¿Porqué tanta demora entonces? –preguntó el finlandés.
–Porque… esto es un gran sacrificio para mi, ¿viste? –dijo hundiendo la cabeza pero mirándolo de reojo.
James tardó en responder.
–Es necesario para que esto funcione –dijo con una pequeña sonrisa para animar.
–Sí, tenés razón –dijo el Kun aunque seguía sin moverse.
James se acercó y le palmeó el hombro.
–Estoy seguro que te quedará lindo –le dijo sonriendo de nuevo.
Esto sonrojó un poco al Kun Agüero, las palabras de James lo llenaron de valor para decidirse. Nuevamente se miro al espejo, agarró la rasuradora y la miró cómo si fuese un rival. La encendió y su vista volvió hacia el espejo.
James por atrás nuevamente lo palmeó.
–Todo va a salir bien, Sergio.
Y sucedió.

El Kun terminó de mirarse en el espejo y no sabía ni que opinar. Estaba rapado y ya no recordaba la última vez que había estado así, por lo que no supo cómo reaccionar.
Miró a James, que tenía también una expresión particular, como si estuviera reprimiendo algo, sonreía pero como si no lo quisiera.
–James, ¿te pasa algo? –preguntó el Kun.
–Te queda muy lindo –dijo sonriendo.
–¿En serio? Sho sha lo sabía –decía contento el Kun. James le sonrió y dirigió su vista por toda la cara del Kun, ojos, nariz, mejillas, su cabeza rapada; comenzaba a sonrojarse y el Kun al notar que James no dejaba de mirarlo también se sonrojó. Pero se sentía un poco más incómodo por la situación.
–Volvamos a la habitación que este baño es muy chico –dijo James.
Esto sacó al Kun de sus pensamientos.
–Sí, dale. Vamos.

//

Cuando entraron a la habitación todos los compañeros del Kun empezaron a reírse señalando con el dedo su cabeza rapada. Había sido una noche de apuestas después de haber ganado un partido contra el Real Madrid. Contentos, se habían juntado todos en la misma habitación jugando a las cartas, algunos a la play, otros apostando y casi todos tomando alcohol.
–Felicidades –dijo uno de ellos secándose una lágrima por tanto reír. –Ganaste la apuesta, toma tus €50 euros –dicho esto se los entregó al Kun.
–¡Te queda horrible! –decía otro jugador del Manchester City, junto con otros matándose de risa.
El Kun Agüero estalló de enojo.
–¡Váyanse a la mierda, forros! –gritó y se retiró dando un fuerte portazo.
James, después de que se fuera, miró a los jugadores con desprecio.
–Me parece que en el próximo partido… va a haber muchas amarillas –finalizó James y se fue para buscar a Sergio.

Siguió sus pasos sin decirle nada. El Kun notó que James estaba detras suyo y cuando se cansó, se dio vuelta mostrándole a James una expresión muy clara de enojo.
–Mentiroso de mierda, vos solo querías hacerme quedar como un pelotudo frente a los otros… ¡pelotudos también! –gritó el Kun con furia.
Quiso golpearle en la cara, pero James lo frenó a tiempo, acercó su rostro lo más que pudo ya que el argentino no le permitía moverse demasiado.
–Sergio, eres lindo. Te lo digo en serio. ¿No me crees? –preguntó James seriamente.
El Kun Agüero no contestaba. Solo miraba los ojos azules del finlandés que por primera vez comenzó a parecerle atractivo.
–¿Me estás escuchando? ¡Sergio! –decía James un poco desesperado.
–Soltame –dijo el Kun serenamente, James lo notó, y acto seguido su brazo fue liberado. –James, salgamos a tomar algo; sho te pago las bebidas como disculpa, ¿puede ser? –el Kun se avergonzó un poco por las palabras que dijo. –Total, los €50 los gané gracias a vos.
–Te disculpo Sergio, no hay problema –contestó James riendo con ternura.

Siguieron caminando por los pasillos para salir a la calle.
–Ah. James, tengo que decirte una cosa mas, si es posible –preguntó el Kun.
–Dime ¿qué sucede? –preguntó intrigado.

El argentino lo miró directo a los ojos y le sonrió con ternura y un poco de vergüenza.
–No me digas Sergio, sólo decime "Kun"