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Skay: Gray and Blue
Las lágrimas pican cada vez más fuerte en mi garganta, el hecho de que un simple recuerdo me mata. Sé que tengo que olvidar o simplemente ignorar esa etapa de mi vida, pero es imposible. Como la mayoría cosas que me propongo últimamente. Yo no soy de las que se creen cosas como “Todo es posible si le pones dedicación” o “Nada es imposible si lo deseas”. Haber, optimista de mierda, tócate la espalda con la rodilla. Exacto! No puedes. No todo es fácil o posible, díganle lo contrario a alguien que quiso y puso todo su tiempo y dedicación que tenía y hoy está aquí, yo soy un buen ejemplo.

Sé que hay gente en peores situaciones que en la mía, enfermas, muertas de hambre, sin hogar o un techo en su cabeza y la lista continua. Pero para eso sirve el ser humano quiere todo lo que no puede conseguir, inventa cosas con todo lo que tiene en la manos para conseguirlo. El avión o el barco son un buen ejemplo. Que no puede hacer una persona? Vamos a pensar un poquito…
No puedes ser un pájaro y volar por todo el mundo en busca de los ángeles? AVION!
No puedes surcar las aguas y los siete mares en busca de tu sirena? BARCO!!
Ya lo se, soy muy delicada.

Perdón por desesperarme, voy a volver a mi faceta civilizada.

Llevo más de un año acá y aun no me acostumbro al “nuevo” idioma –aunque no hay mucha diferencia-, pero nadie me entiende y, aun así, no quiero volver. Estar en mi casa solo me trae malos recuerdos. Muy malos recuerdos. Y con solo recordar recuerdos –que incoherente sonó eso- el sabor agrio y salado de las lágrimas me vuelve a invadir.

Mi condición sexual no es… la más “normal” y mucho menos el cómo me llevo con cada género –eso lo explicare más adelante-, uno de mis tantos novios, literalmente, espanto a mi mama y una de mis… “novias” –después explicare eso también- insulto a mi papa, principal razón por la que me fui de casa. -todavía- Sigo en contacto con ellos, pero no soy precisamente la hija más cariñosa, ni ellos los padres más afectuosos.
Actualmente me encuentro sola, de todas la formas posibles, física, sentimental, amorosa, amistosa y la lista es infinita, hace más de un mes que o tengo contacto directo con nadie.

El viento choca con mi cara y logra que mi pelo café lo siga en un baile encantador –que cursi sonó eso-, los anteojos que cubren mis ojos azules me protegen de las gotas saladas que chocan con el resto de mi cuerpo, el sonido del mar siempre me tranquilizo, porque mierda no lo hacía ahora? Tal vez por intentar recordar algo levemente feliz en el pasado y solo encuentro tristeza, que lógica que soy.
No puedes esperar buscar algo de felicidad en un pasado totalmente oscuro y sin una sola gota de esperanza y quejarte cuando encuentras tristeza.

Tengo frio, hambre y sueño –porque no duermo hace más de dos días-. Pero de igual forma me obligo a permanecer sentada –aunque me estoy mojando- en esta piedra en el miedo de la nada, reitero, que lógica que soy.
El hecho de no poder dormir en dos días y estar más de un mes con escasas horas de sueño se lo agradezco a las pesadillas que tengo últimamente. El hambre viene a que –supuestamente- había salido de compras, en busca de provisiones para sobrevivir un tiempo más dentro de la cueva –mi departamento-, pero eh aquí sentada en la playa. Y el frio a que debe de hacer unos 10 grados –con suerte- y yo estoy en la playa –donde hay agua y viento-, otra vez, muy lógica, no?

El sonido de un “BEP, BEP” me saca del mundo que me había creado y me de vuelve a la Tierra, el pésimo lugar que odio, el sonido me indicaba que me había llegado un wathsapp de Noah, una de mis amigas de cuando me fui a estudiar por un par de años a Estados unidos, ella me preguntaba dónde estaba, que hacía, y como me encontraba, respondí con “Nada, yo aquí en la playa muriendo de frio, vos?”, no hubo contestación, puede ser por una de las siguientes razones:
1- Su preocupación por mi había durado poco
2- Se había olvidado que estaba hablando conmigo
3- Tubo que dejar el celular porque tenía algo más importante que hacer
4- El mensaje no se había enviado todavía
La última era más factible, por el simple hecho de que abajo del texto del mensaje todavía había un relojito, indicando que no se había enviado. Y claro! estaba en una playa, no creo tener mucho wifi por acá.

Me susurro a mi misma que soy una boluda (idiota) y que era mejor seguir hablando con el aire que había adentro de mi cabeza, porque nadie lo escucharía, ni yo no lo contaría, porque no había a quien tampoco, como ya había mencionado antes.

Volvamos al tema…

Cuando era pequeña, como la mayoría, pensaba que a la primera de cambio que alguien intentara golpearme o lastimarme de cualquier forma posible –física, psicológica, mental, oral, etc.-, yo:
A- Lo golpearía, como toda heroína
B- Le haría comer sus propias palabras con insultos o frases más inteligentes que las de el
C- Me defendería con las dos formas anteriores
Pero en el momento en que alguien hizo algo contra mi, no pude hacer nada, absolutamente nada. No pude golpearlo, amenazarlo, ni nada por el estilo. Eso fue lo que más me fruto y atemorizo de todo lo posterior a la situación, que cualquiera podría hacerme lo mismo o algo peor y no podría defenderme. Esto me dejo un miedo totalmente irracional a las armas blancas –como cuchillos más grande que los que se utilizan para comer-, claustrofobia, el miedo a estar sola en una habitación con las puertas y ventanas cerradas y ponerme nerviosa cuando estoy con mucha gente junta, luego de un tiempo –y como consecuencias más seberas- vino el alcolismo y las drogas, pero esa es otra historia.
Si, esa dulce “niña” con cara de nerd y que utiliza gafas hipsters porque de otra forma no vería absolutamente nada, tubo un duro pasado con las drogas y el alcohol. Las apariencias engañan, Denlo por echo.

Pasado de tema, ese “BEP, BEP” volvió a sonar, era Noah contestándome diciendo “Estoy con los chiscos, pensando en ti, te extrañamos mucho” envió un corazón y un audio con todos gritando “TE EXTRAÑAMOS”, no pude evitar reír y soltar un par de lágrimas. Dios. Los quería mucho y los necesitaba conmigo en este momento. Les respondí con un emoji llorando y un corazón, “Nos les hablo muy seguido no porque no quiera, sino porque los recuerdos me hacen llorar”, me reí de mi misma y agregué “Muy cursi yo, lo se”. –No se si lo dije antes, toda esta conversación esta en inglés, ninguno de ellos sabe español- Me envió una estrella y otro audio donde cada uno decía lo mucho que me extrañaba y que me quería mucho. Seguro era por la fecha, hoy era el aniversario de ESE día y también era mi cumpleaños, si, todo el mismo día para solo hacer una fiesta –sarcástica nivel dios-. Me envió otro mensaje que decía “Feliz cumpleaños amiga” sonreí y le envié un corazoncito “Me tengo que ir, van hacer las 12 y mañana hay escuela, te quiero” antes que pudiese contestar me interrumpió “Perdón, TE QUEREMOS” sonreí, odiaba la diferencia de horario acá eran las 18:00 y allá las 12 “Duerman bien, disfruten de la pijamada y alguno agame el favor de escribirle la cara a Dustin mientras duerma, porfi”

Subí la vista y no pude ver el cielo, no era ni las 20:00 pero el invierno estaba llegando y habían aparecido unas cuantas estrellas. Amaba las estrellas, no entiendo esa extraña obsesión que tengo – en realidad, nadie la entiende-. Eso me había llevado a aprenderme el nombre de las constelaciones de memoria y a estudiar astronomía un año, pero me aburrí y lo deje, no era mi vocación después de todo.
Volviendo al tema, las estrellas se encontraban en todas mis cosas –literal-, se me había hecho costumbre dibujar una estrellita y una S en todas mis cosas.

Me llegó otro audio, esta vez era Dustin gritándome que si se despertaba con una sola marca de tinta en su cara se tomaría un avión y me mataría. Típico. O lo era para nosotros, o para mí. No lo se. “Yo también te quiero Duss” escribí mientras me carcajeaba “Nos vemos Skay” Dicen todos en un audio. Sonrió y guardo el celular en mi bolsillo.

Ese apodo me lo había ganado hace mucho, ya lo se, cielo en inglés es sky no Skay, pero bueno, yo y mis hermanos éramos tan bilingües que cuando me dieron el apodo y lo escribimos pusimos “Skay” y así quedo. Fin. Y por si se lo preguntaban, mi verdadero nombre es Talía Askay todos me decían Askay, porque…. Bueno en realidad no se por qué, pero el tema es que un día mi hermano menor –que en ese tiempo tendría unos cuatro o cinco años- me dijo Skay y me gusto tanto que unos 10 años después todos me siguen diciendo así.

Vuelvo a la absoluta realidad dándome cuenta que ya el frio era insoportable y tendría que volver a casa –si no quería morirme de una hipotermia-, tendría que pasar por algún restaurante que dejara comida para llevar y que esa comida fuera vegetariana –si, soy vegetariana-. Hoy intentaría dormir –aunque fuera prácticamente inútil- usaría esas pastillas que compre para dormir, a lo mejor funcionaban y hoy podía dormir sin despertarme casa cinco minutos por alguna pesadilla. No creo en que “todo es posible si lo intentas” pero si en que hay que intentar y probar para saber.

Así que, en resumen, esa es mi mierda de vida.
Esa es mi espantosa vida.
Esa es la vida de Skay…

Skay: Gray and Blue