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La fiesta llegaba a su fin. Eran ya las 5:46 A.m. Todos ya tomaban sus cosas y se retiraban de la casa del argentino, todos bastante satisfechos. Martín se despedía de todos mientras salían.

-Adiós, váyanse con cuidado, los llamare para la próxima viste?- Se veía muy contento, pero la verdad, solo podía pensar en Manuel...¿Qué pasó con Manuel?... El chileno estaba sentado en la orilla de la cama del argentino, recordando lo que éste le propuso, "Che Manu, no quiero verte así otra vez, vale?... yo te enseñare a bailar." Lo meditó una y otra vez. Desde dichas esas palabras, se había colado entre los invitados y fue a refugiarse a la pieza de Martín. Éste otro por su parte continuó la fiesta normalmente, pero sin dejar de pensar en su chileno.

Por fin todos desaparecieron, a acepción de Tiare, quien buscaba a Manuel por la cocina.

-Che Titi, tranquila, Manu está arriba- Decía mientras subía las escaleras- Vení, será mejor que duermas, te ves mareada piba.

-Ah? Jeje, admito que tengo algo de sueñito... jaja- Siguió al argentino, quien la guiaba hasta la pieza de hospedaje, bastante bonita solo para ser de hospedaje, la pascuense miraba a cada rincón, todo ordenado- Woah! Gracias Tincho, jeje, sentiré que duermo como una reina.

-De nada, duerme tranquila- Cierra la puerta.
Se dirige en silencio a su pieza. Al abrir la puerta con lentitud ve al chileno, inmóvil mirando al suelo, sin levantar la cabeza. Aun estaba meditando. ¿En verdad... él, aprender Tango... con ese argentino tan presumido, pero que tanto ama? Le daba para pensarlo bien. Pero él mismo sabía su verdadera respuesta "Si poh, si quero" ¿Entonces porqué dudaba? "No quiero hacer tanto atao por un baile, pero tampoco quiero dejar al Martu como las weas frente a todos denueo" El chileno se sale de sus pensamientos cuando el argentino le acaricia la mejilla.

-Che, yo creía que vos estabas durmiendo...

-Ya me iba, ¿Onde esta la Titi?- Se levanta y se dirige a la puerta. El argentino lo retiene con un rodeo de brazo.

-Vos no te moves de acá Manu… La Titi estaba cansada y se fue a dormir a la pieza de hospedaje- Decía abrazándolo con fuerza. Manuel sintió un latido fuerte. ¿Qué decía ese latido?... Muchas emociones lo recorrían, y tenía la necesidad de abrazarlo también- Descansa si? Después hablaremos de mí propuesta... – Manuel no abrió la boca, pero casi parecía que lo decía todo con su abrazo... "Ya"

Se acostaron juntos en esa cama de dos plazas. Grande, pero que no los separaba por ningún motivo. Martín tenía abrazado a Manuel, y éste estaba tanbien acorrucado como un gato. Se sentía feliz y tranquilo. "No se que será, pero puta que se siente bien", pensaba el chileno mientras cerraba los ojos. El argentino se iba quedando dormido con ese delicioso aroma que tenía Manuel, y esa calidez tan agradable... Alos pocos minutos ambos dormían profundamente. Al parecer los tragos hicieron lo suyo también.
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-Ya Titi, despierta, te tengo que ir a dejar a la casa...- Manuel trataba de despertarla, mientras le acariciaba su pelito castaño...

-Mmh?... Omaoma estoy cansadita... quiero dormir- No podía ni moverse- Me duele la cabeza...

-Te dije que no tomarai tanto veí?

-Mmmh...

-Mejor te llevo a lapa al auto, o la resaca te hará rodar las escaleras- Manuel se agachó frente a la cama y Tiare, aun sin poder abrir los ojos se deja caer sobre él- Chucha Titi... estai pesada- Pasa por el pasillo hasta llegar hasta la escalera. Con cuidado las va bajando para no tropezarse. Martín abre la puerta principal y chileno y pascuense salen rápido hacía el auto.

-Che Manu, dejas a la Titi y te volves vale?

-Ya oh, ya- Abre la puerta trasera del auto, y deja a la pascuense sentada. Por lo visto por Manuel, Tiare se volvió a dormir... Se despide del argentino con la mano, entra al auto y parte enseguida.

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El auto se detiene ante una luz roja. Se voltea para ver si su hermana sigue durmiendo. A pesar de los ruidosos toques de bocina, Tiare duerme como si nada. Creo que el argentino y el chileno, no fueron los únicos que tomaron anoche... Por fin luz verde. Las bocinas ensordecedoras van quedando atrás... "¿En que me metí ahora? Capaz que le haga mierda los pies al Tincho... voy a tratar de tener cuidao... esto lo hago por él" Van llegando a la acogedora casa del chileno. La pascuense no despierta ni por nada del mundo, aunque el castaño no le da mucha importancia. La toma en brazos, y ella se aferra de su cuello. Entra, algo agotado y sube las escaleras. Siempre que su hermana ha venido de visitas el le tiene su pieza, especial para ella. Una de color blanco, con cuadros con imágenes de paisajes hermosos, como a ella le gusta y una pequeña foto enmarcada en un marco en forma de concha marina. "Tan lindos recuerdos"... la recuesta sobre la cama y la cubre con la frazada...

-Estai grande chicoca...- Susurraba bajito. Por un momonero se le vino a la mente todos esos recuerdos y cosas que pasó junto a su pequeña hermana... "Lindos recuerdos"

Manuel deja un mensajito escrito en papel:

"Titi, me fui donde el Tincho
Cualquier cosa me llamas"

Se pegó una bañadita rápida, se cambió de ropa y se fue rápido. ¿Ansioso? En un dos por tres ya estaba de vuelta en la casa del argentino. Tocó la puerta, ésta se abrió rápidamente, y una mano jaló hacia adentro al chileno.

-Ah! Weón ¿Qué mierda... te pasa?- Sí, con tal acto, se llevo un gran susto.

-Che Manu, estuviste tenso hasta para entrar, el primer paso es que vos te relajes...- El chileno aun no entendía a que se debió eso. El argentino sonaba estricto… ¿Con Manuel?

-Q-Que!?...

El argentino de inmediato se puso en acción. Con un brazo rodeó la cintura tan perfecta de Manuel.

-Primero haré que te relajes...- Con la mano que uso para rodear su cintura, la fue subiendo hasta la espalda, allí comenzó a hacer un acaricio lento...
-Que weá estai... haciendo- Manuel ya no se sentía tan molesto... ¿Qué pasó?

-Relajate Manu...- Con su otra mano tomo con suavidad la mano del chileno- Ahora... pasaremos al segundo paso... la confianza, pero tenes que estar relajado, vale?- Lo dice en susurros al oído de Manuel. Por los nervios, el chileno traga saliva.-Vamos...

Martín vuelve a sujetarlo bien de la cintura. Aprieta un poco más la mano de Manuel. Manuel, con única mano libre se sujeta del antebrazo del rubio. Martín, antes de poner la música, practica un poco. Avanza unos pasos y Manuel los retrocede. Pero sin querer Manuel lo pisa.

-Mierda!...

-Perdona rucio…- Con esto, se le vino de golpe a la mente, el desastre que hizo pasar al argentino...

-No pasa nada Manu...- Martín mira los ojos del chileno. Estaba sonrojado, y a punto de llorar. El argentino estaba conmovido, lo mira con cariño y le da un beso. Por acción propia, los músculos tensos del chileno, estaban cediendo. Era un beso largo y Manuel sentía que volaba. Completamente relajado!- Che Manu, comencemos otra vez- Esta vez la cosa cambió. El chileno se dejaba llevar los primeros pasos, pero luego volvía a estar tenso. Fue allí donde el astuto argentino puso a prueba su metodología espacial para Manuel: "Beso por paso"…

A medida se equivocaba y se ponía tenso, Martín ahogaba esas ganas de llorar con sus besos, esos que hacían maravillas. El trasandino no se aburría, lo disfrutaba, ahora no solo eran sus besos mágicos, también había salvajes mordidas en el cuello. Suaves, lentos, fuertes, rápidos. Él sabía y tenía claro cuando hacer cada uno de ellos y como usarlos. Luego de esta sensual metodología, Manuel se sentía maravilloso. Como esa sensación, cuando quedas con ese mareo agradable cuando quedas sin respiración por segundos.

-Che Manu, ya casi terminamos... mirame a los ojos...- ¿Alos ojos? ¿Para qué? Cuando el chileno puso sus ojos de miel sobre las esmeraldas, algo pasa… Manuel nota algo que antes no veía con claridad. "Puedo", era lo que pensaba, o más bien era lo que sentía. Esos ojos lo cuidaban, lo protegían... le decían: "Hagamos esto juntos"... Manuel deja de lado sus tensiones... ¿Qué clase de confianza le podía dar el ojiverde?

-Martu, comencemos de nuevo… toi listo, ahora si va a salir...- Martín asiente con la cabeza y le pone PLAY a la radio negra. El Tango Uno comienza.

Comienzan a moverse. El rubio mantenía su posición junto con Manuel. El chileno toma aire y se sostiene del antebrazo de Martín. Hasta esos momentos todo iba bien, Manuel esta sereno y se deja llevar por el compás de esa bella música. Por motivos desconocidos, parecía que el argentino transmitía algo al bailar, Manuel sentía lo que él sentía. Pasión. Cada movimiento con su sentimiento encarnado, todos con pasión. Martín hacia unos movimientos bruscos, pero al chileno no le importaba. Se sentía tan excitado con esa experiencia de sensualidad mezclada con baile. Sus cuerpos tan pegados. "Juntos" En muchas ocasiones sus respiraciones chocaban... El tango llegaba a su fin. Martín no le había enseñado el paso final. ¿Una equivocación? Manuel no sabe si seguir dejándose llevar o moverse "¿Que hago ahora?" Era momento en que el argentino tenía que poner a prueba la confianza del chileno. Con un movimiento rápido, hace una zancadilla con su pierna. Manuel se asusta. El chileno cae hacia atrás y por instinto se agarra fuertemente del cuello del Martín. Con tal agarre, el rubio pierde el equilibrio y los caen al suelo, el argentino encima del chileno.

-Agh! ¿Qué carajo fue eso Manu?...- El castaño aun se mantenía aferrado. Martín tenía sus brazos extendidos a cada lado de chileno- Mmmh... Manu, dame un beso...

-No!- Soltó al argentino después de oír esa exigencia. Mira hacía otro lado con el seño fruncido. Martín besa con suavidad su roja mejilla izquierda.

-Vamos Manu... solo dame uno... me lo merezco, me pertenecen- Se acercaba lentamente a los labios del chileno, esos que muchas veces hacían que el rubio de ojos verdes perdiera el control. Manuel no pensaba en resistirse, también quería sentir ese sabor, y ese calor compartido.

*C*C*C*C*FIN CAPITULO 4*C*C*C*C*

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La fiesta llegaba a su fin. Eran ya las 5:46 A.m. Todos ya tomaban sus cosas y se retiraban de la casa del argentino, todos bastante satisfechos. Martín se despedía de todos mientras salían.

-Adiós, váyanse con cuidado, los llamare para la próxima viste?- Se veía muy contento, pero la verdad, solo podía pensar en Manuel...¿Qué pasó con Manuel?... El chileno estaba sentado en la orilla de la cama del argentino, recordando lo que éste le propuso, "Che Manu, no quiero verte así otra vez, vale?... yo te enseñare a bailar." Lo meditó una y otra vez. Desde dichas esas palabras, se había colado entre los invitados y fue a refugiarse a la pieza de Martín. Éste otro por su parte continuó la fiesta normalmente, pero sin dejar de pensar en su chileno.

Por fin todos desaparecieron, a acepción de Tiare, quien buscaba a Manuel por la cocina.

-Che Titi, tranquila, Manu está arriba- Decía mientras subía las escaleras- Vení, será mejor que duermas, te ves mareada piba.

-Ah? Jeje, admito que tengo algo de sueñito... jaja- Siguió al argentino, quien la guiaba hasta la pieza de hospedaje, bastante bonita solo para ser de hospedaje, la pascuense miraba a cada rincón, todo ordenado- Woah! Gracias Tincho, jeje, sentiré que duermo como una reina.

-De nada, duerme tranquila- Cierra la puerta.
Se dirige en silencio a su pieza. Al abrir la puerta con lentitud ve al chileno, inmóvil mirando al suelo, sin levantar la cabeza. Aun estaba meditando. ¿En verdad... él, aprender Tango... con ese argentino tan presumido, pero que tanto ama? Le daba para pensarlo bien. Pero él mismo sabía su verdadera respuesta "Si poh, si quero" ¿Entonces porqué dudaba? "No quiero hacer tanto atao por un baile, pero tampoco quiero dejar al Martu como las weas frente a todos denueo" El chileno se sale de sus pensamientos cuando el argentino le acaricia la mejilla.

-Che, yo creía que vos estabas durmiendo...

-Ya me iba, ¿Onde esta la Titi?- Se levanta y se dirige a la puerta. El argentino lo retiene con un rodeo de brazo.

-Vos no te moves de acá Manu… La Titi estaba cansada y se fue a dormir a la pieza de hospedaje- Decía abrazándolo con fuerza. Manuel sintió un latido fuerte. ¿Qué decía ese latido?... Muchas emociones lo recorrían, y tenía la necesidad de abrazarlo también- Descansa si? Después hablaremos de mí propuesta... – Manuel no abrió la boca, pero casi parecía que lo decía todo con su abrazo... "Ya"

Se acostaron juntos en esa cama de dos plazas. Grande, pero que no los separaba por ningún motivo. Martín tenía abrazado a Manuel, y éste estaba tanbien acorrucado como un gato. Se sentía feliz y tranquilo. "No se que será, pero puta que se siente bien", pensaba el chileno mientras cerraba los ojos. El argentino se iba quedando dormido con ese delicioso aroma que tenía Manuel, y esa calidez tan agradable... Alos pocos minutos ambos dormían profundamente. Al parecer los tragos hicieron lo suyo también.
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-Ya Titi, despierta, te tengo que ir a dejar a la casa...- Manuel trataba de despertarla, mientras le acariciaba su pelito castaño...

-Mmh?... Omaoma estoy cansadita... quiero dormir- No podía ni moverse- Me duele la cabeza...

-Te dije que no tomarai tanto veí?

-Mmmh...

-Mejor te llevo a lapa al auto, o la resaca te hará rodar las escaleras- Manuel se agachó frente a la cama y Tiare, aun sin poder abrir los ojos se deja caer sobre él- Chucha Titi... estai pesada- Pasa por el pasillo hasta llegar hasta la escalera. Con cuidado las va bajando para no tropezarse. Martín abre la puerta principal y chileno y pascuense salen rápido hacía el auto.

-Che Manu, dejas a la Titi y te volves vale?

-Ya oh, ya- Abre la puerta trasera del auto, y deja a la pascuense sentada. Por lo visto por Manuel, Tiare se volvió a dormir... Se despide del argentino con la mano, entra al auto y parte enseguida.

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El auto se detiene ante una luz roja. Se voltea para ver si su hermana sigue durmiendo. A pesar de los ruidosos toques de bocina, Tiare duerme como si nada. Creo que el argentino y el chileno, no fueron los únicos que tomaron anoche... Por fin luz verde. Las bocinas ensordecedoras van quedando atrás... "¿En que me metí ahora? Capaz que le haga mierda los pies al Tincho... voy a tratar de tener cuidao... esto lo hago por él" Van llegando a la acogedora casa del chileno. La pascuense no despierta ni por nada del mundo, aunque el castaño no le da mucha importancia. La toma en brazos, y ella se aferra de su cuello. Entra, algo agotado y sube las escaleras. Siempre que su hermana ha venido de visitas el le tiene su pieza, especial para ella. Una de color blanco, con cuadros con imágenes de paisajes hermosos, como a ella le gusta y una pequeña foto enmarcada en un marco en forma de concha marina. "Tan lindos recuerdos"... la recuesta sobre la cama y la cubre con la frazada...

-Estai grande chicoca...- Susurraba bajito. Por un momonero se le vino a la mente todos esos recuerdos y cosas que pasó junto a su pequeña hermana... "Lindos recuerdos"

Manuel deja un mensajito escrito en papel:

"Titi, me fui donde el Tincho
Cualquier cosa me llamas"

Se pegó una bañadita rápida, se cambió de ropa y se fue rápido. ¿Ansioso? En un dos por tres ya estaba de vuelta en la casa del argentino. Tocó la puerta, ésta se abrió rápidamente, y una mano jaló hacia adentro al chileno.

-Ah! Weón ¿Qué mierda... te pasa?- Sí, con tal acto, se llevo un gran susto.

-Che Manu, estuviste tenso hasta para entrar, el primer paso es que vos te relajes...- El chileno aun no entendía a que se debió eso. El argentino sonaba estricto… ¿Con Manuel?

-Q-Que!?...

El argentino de inmediato se puso en acción. Con un brazo rodeó la cintura tan perfecta de Manuel.

-Primero haré que te relajes...- Con la mano que uso para rodear su cintura, la fue subiendo hasta la espalda, allí comenzó a hacer un acaricio lento...
-Que weá estai... haciendo- Manuel ya no se sentía tan molesto... ¿Qué pasó?

-Relajate Manu...- Con su otra mano tomo con suavidad la mano del chileno- Ahora... pasaremos al segundo paso... la confianza, pero tenes que estar relajado, vale?- Lo dice en susurros al oído de Manuel. Por los nervios, el chileno traga saliva.-Vamos...

Martín vuelve a sujetarlo bien de la cintura. Aprieta un poco más la mano de Manuel. Manuel, con única mano libre se sujeta del antebrazo del rubio. Martín, antes de poner la música, practica un poco. Avanza unos pasos y Manuel los retrocede. Pero sin querer Manuel lo pisa.

-Mierda!...

-Perdona rucio…- Con esto, se le vino de golpe a la mente, el desastre que hizo pasar al argentino...

-No pasa nada Manu...- Martín mira los ojos del chileno. Estaba sonrojado, y a punto de llorar. El argentino estaba conmovido, lo mira con cariño y le da un beso. Por acción propia, los músculos tensos del chileno, estaban cediendo. Era un beso largo y Manuel sentía que volaba. Completamente relajado!- Che Manu, comencemos otra vez- Esta vez la cosa cambió. El chileno se dejaba llevar los primeros pasos, pero luego volvía a estar tenso. Fue allí donde el astuto argentino puso a prueba su metodología espacial para Manuel: "Beso por paso"…

A medida se equivocaba y se ponía tenso, Martín ahogaba esas ganas de llorar con sus besos, esos que hacían maravillas. El trasandino no se aburría, lo disfrutaba, ahora no solo eran sus besos mágicos, también había salvajes mordidas en el cuello. Suaves, lentos, fuertes, rápidos. Él sabía y tenía claro cuando hacer cada uno de ellos y como usarlos. Luego de esta sensual metodología, Manuel se sentía maravilloso. Como esa sensación, cuando quedas con ese mareo agradable cuando quedas sin respiración por segundos.

-Che Manu, ya casi terminamos... mirame a los ojos...- ¿Alos ojos? ¿Para qué? Cuando el chileno puso sus ojos de miel sobre las esmeraldas, algo pasa… Manuel nota algo que antes no veía con claridad. "Puedo", era lo que pensaba, o más bien era lo que sentía. Esos ojos lo cuidaban, lo protegían... le decían: "Hagamos esto juntos"... Manuel deja de lado sus tensiones... ¿Qué clase de confianza le podía dar el ojiverde?

-Martu, comencemos de nuevo… toi listo, ahora si va a salir...- Martín asiente con la cabeza y le pone PLAY a la radio negra. El Tango Uno comienza.

Comienzan a moverse. El rubio mantenía su posición junto con Manuel. El chileno toma aire y se sostiene del antebrazo de Martín. Hasta esos momentos todo iba bien, Manuel esta sereno y se deja llevar por el compás de esa bella música. Por motivos desconocidos, parecía que el argentino transmitía algo al bailar, Manuel sentía lo que él sentía. Pasión. Cada movimiento con su sentimiento encarnado, todos con pasión. Martín hacia unos movimientos bruscos, pero al chileno no le importaba. Se sentía tan excitado con esa experiencia de sensualidad mezclada con baile. Sus cuerpos tan pegados. "Juntos" En muchas ocasiones sus respiraciones chocaban... El tango llegaba a su fin. Martín no le había enseñado el paso final. ¿Una equivocación? Manuel no sabe si seguir dejándose llevar o moverse "¿Que hago ahora?" Era momento en que el argentino tenía que poner a prueba la confianza del chileno. Con un movimiento rápido, hace una zancadilla con su pierna. Manuel se asusta. El chileno cae hacia atrás y por instinto se agarra fuertemente del cuello del Martín. Con tal agarre, el rubio pierde el equilibrio y los caen al suelo, el argentino encima del chileno.

-Agh! ¿Qué carajo fue eso Manu?...- El castaño aun se mantenía aferrado. Martín tenía sus brazos extendidos a cada lado de chileno- Mmmh... Manu, dame un beso...

-No!- Soltó al argentino después de oír esa exigencia. Mira hacía otro lado con el seño fruncido. Martín besa con suavidad su roja mejilla izquierda.

-Vamos Manu... solo dame uno... me lo merezco, me pertenecen- Se acercaba lentamente a los labios del chileno, esos que muchas veces hacían que el rubio de ojos verdes perdiera el control. Manuel no pensaba en resistirse, también quería sentir ese sabor, y ese calor compartido.

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