Description
Nombre : Yuna Helderuth Ra’Narah
Edad: 467 (aparenta unos 20 o 21)
Fecha de nacimiento: 17 de Noviembre (Escorpio)
Altura: 1,75 m
Peso: 62 kg
Oficio: Recién iniciada para ser guerrera, sabe manejar medianamente sus dagas gemelas y es buena luchadora cuerpo a cuerpo. Es pirotécnica (Aquella persona que fabrica y lanza fuegos artificiales), va viajando de un lado a otro, lanzado en fiestas sus fuegos.
Personalidad: Animada y alegre siempre, un torbellino por cada sitio que pasa. No suele premeditar mucho las cosas, es una persona apasionada y guiada por sus emociones.
No evita los problemas y manifiesta lo que piensa sin ningún tipo de miedo o tope. No posee decoro con nadie, ya que no sabe normas de cortesía. Para ella todos son iguales, por lo cual, todos han de ser tratados del mismo modo hasta que se le demuestre lo contrario.
Es algo entrometida y no sabe expresar el afecto demasiado bien más allá de lo corporal. Le gusta rivalizar con la gente que le cae bien y se le pica de este modo fácilmente. Terca por naturaleza con todo, y aún más si es por defender sus valores.
Suele tomarse mucha confianza en torno al afecto corporal. Es bastante pilla y le gusta hacer bromas. Tiende a abrirse su propio camino y no es plato de su gusto tener que depender de alguien. Le encanta ver lugares nuevos, viajar y conocer gente. Es una chica dinámica y divertida.
Hay veces que con ella no se puede distinguir si es valiente o temeraria.
Curiosidades:
-Sus tatuajes son emblemas y runas que lleva y enseña con orgullo.
-Tiene dos dagas gemelas que quiere mejorar, por lo que siempre está intentando buscar materiales y otras cosas. Se las regalo Kaleb. Ahorra dinero para buscar a los mejores herreros para sus apreciadas armas.
-Es bastante bruta cuando se trata de usar fuerza.
-El fuego para ella es uno de los símbolos de la libertad y lo adora. Está orgullosa de su raza y todo lo que esta conlleva.
-Tiene ideales un tanto revolucionarios desde que se reencontró con su amigo de la infancia, si ya tenía unas leves ideas de lo que quería y sus valores, Kaled se los agravó a un mas aunque se diferencian en varios puntos. Él es mucho más radical que ella en ese tipo de pensamientos.
-Piensa que el destino no existe, que es aquello que tú mismo te forjas con tus decisiones.
-Tiene otro par de alas, con cicatrices. No deja que nadie las toque.
-Delante de Kaleb nunca se quita el sello que guarda su otro par de alas.
-Le gusta burlar a las autoridades de los lugares que circundan.
-Detesta la gente que no reacciona, que siempre tiene la misma cara. O la que no sabe soportar las bromas y se pica rápido (de malas).
-Baila cualquier tipo de música que le presentes, no le importa cómo la vean los demás. Lo único que no sabe bailar es VALS.
-ADORA la carne.
-Adora conocer mundo y quiere los mejores materiales para mejorar sus dagas, por ello viajara fuera de Fragore a donde sea. También por curiosidad propia.
Historia:
Es la hija de un matrimonio por conveniencia entre dos clanes de una misma tribu perteneciente a la árida zona del desierto. En una tribu algo atrasada en mentalidad en donde predominaba el machismo Yuna fue dada a conocer con el nombre de Yun, hijo único del jefe del clan. Desde que nació la vistieron como un chico más, convencidos de que la farsa podría pasar años sin ser descubierta, al menos hasta el nacimiento del siguiente niño. Con tan mala suerte de que ese niño nunca llegó, puesto que la madre quedó estéril poco tiempo después de nacer Yuna.
Yenalt (madre de Yuna) había sido una fiera guerrera en batalla y había estado en contra del aquel matrimonio desde el principio. Nada más nacer la pequeña ya se podía sentir el odio de su madre hacia la pobre criatura, los gritos y las peleas en la casa eran constantes, tanto verbales como físicas. Yuna aprendió desde pequeña que llorar no servía de nada y que, al menos en su familia solo acarreaba más peleas y broncas, si su madre le levantaba la mano, pelea y más gritos. La joven dragona pasaba casi todo el tiempo fuera de la casa, entre juegos y peleas amistosas con los chiquillos de su tribu, observaba como las chicas eran tratadas y se metía en problemas a menudo por defenderlas. Como no era estúpida, supo que al meterse estaba respaldada por el renombre de su padre, para algún bien le tenía que servir.
A los ocho años aparentes, Yuna conoció a Kaled, el único dragón azul de toda su tribu de tonalidades oscuras. De tez clara, ojos azules y rubio. Lo encontró metido en una cesta de mimbre a la sombra de una cadena de rocas cercanas a la montaña, siendo molestado por otros chicos más mayores. Yuna rodeo el problema y se escondió en una cuevecita cercana, que formaban las mismas planeando gastar una broma…y gritó o más bien rugió con todas sus fuerzas. El grito se oyó como si se tratase de un monstruo de las cavernas y los niños se paralizaron y volvió a rugir para que se fuesen. Cuando salió se encontró al chico metido aún en la cesta, que era más alta que ella y no se le ocurrió mejor cosa que empujarlo. Pero no pudo con ello y la cabeza rubia del joven dragón salió y la miró extrañado. Aparentaba unos diez u once años.
Ella se quedó hechizada mirando el pelo y la piel clara del dragón. Era muy raro ver a nadie así. Kaled le pregunto por la criatura que acaba de rugir y ella respondió que se la había comido, señalándose la boca. El chico tardó varios minutos en entender que ella era la causante y se estuvo riendo otros tantos.
Desde ese día Yuna se le pegó como una lapita, iba con él a todos lados y haciendo de todo juntos, excepto viajar. El dragón iba a la ciudad con su padre numerosas veces al año, Kaled tenía unos ámbitos que resultaban revolucionarios y contrarios a las leyes de la tribu y comenzó a hablarle a Yuna de lo que sabía y su padre le había contado. Contagiada de esas ideas ella le apoyaba cuando algo pasaba por lo que luego se llevaban sus broncas, pero aquello les daba igual. Unos años más tarde Yuna notó que Kaled ya no iba a la ciudad y le preguntó, la respuesta fue dura y clara. Su padre ya no iba a volver por él, lo habían encarcelado y seguramente lo matarían.
Los años pasaron y Kaled y Yuna fueron cambiando, ya las formas de la dragona se fueron definiendo, sus largas pestañas, las curvas de la cadera, sus labios, el pecho…cada vez eran más difíciles de disimular. En un acto de confianza, la dragona se llevó a Kaled al lugar donde se conocieron y le contó el secreto que le habían impuesto desde niña y que su nombre real incluía una letra más, Yuna. A los dieciséis años fue cuando ocurrió la catástrofe y su padre descubrió que Kaled sabía el secreto de Yuna, encontrándolos en la tienda de la misma, vistiendo Yuna ropas de mujer.
Ambos recibieron una paliza por la desobediencia de Yuna, sin poder defenderse todo ni poder huir por que se encontraban atrapados en la casa. El joven fue expulsado de la tribu sin miramientos, sin alimento ni mapas y Yuna encerrada en su cuarto, con dragones custodiándola. Sin amor en su familia, tampoco tenía por qué tener más cuidado con aquel ridículo secreto. Se vistió como realmente era. Recogió sus ropas, el oro y la comida que encontró por la tienda, dispuesta a irse en la noche con Kaled al primer cambio de turno de guardia. Antes de irse arrancó un mapa de un libro que más bien parecía papiro.
Como mujer, nadie la reconoció, además de que poca gente la vio. Encontró a Kaled horas después, en dirección a la ciudad.
De ahí en adelante han estado juntos numerosas veces, mientas Yuna aprendía en su oficio y viajaba por ahí, él se iniciaba en cierto grupo encubierto. Siempre que el joven dragón podía la acompañaba, pero aquello eran pocas veces. Le hablaba de lo que hacía a escondidas y lo que pensaba y quería hacer. Ella reflexionaba sobre sus ideas y adquiría propias. Y así siguen hoy en día, encontrándose y viajando con más gente en ocasiones por Fragore.