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gmowl — I'm afraid somebody else might take my place

Published: 2019-10-27 21:36:59 +0000 UTC; Views: 264; Favourites: 24; Downloads: 0
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Description


Atardecía en el campamento. El viento era frío, había estado lloviendo durante la mañana, y las piedras aún se sentían resbaladizas.

Oleaje Iracundo salió de su guarida a recibir la luz del sol que llevaba escondiéndose durante horas, y se tumbó en una de las rocas altas. Sus ojos quedaron en dirección a la entrada del campamento, donde vio a su madre dándole un lametón cariñoso a Mar Sombrío antes de que este saliera del campamento acompañado de otros gatos: encabezaría la última patrulla del día.

Las dos orejas gachas del heredero dejaban a entender que se había sumido en sus pensamiento, al menos hasta que escuchó alguien acercarse. Oleaje se agitó intentando dar por alto la presencia de aquel sujeto, pero era imposible.

—El viejo sigue encargándose del clan aún cuando anda en las últimas. Me da lástima, pero nuestros ancestros nos han regalado la oportunidad de convertirnos en líderes cuando queramos—pavoneante y orgulloso, Rugido de Oceáno se irguió sobre una piedra encima de en la que estaba Oleaje. Este gruñó por lo bajó y giró la cabeza, entornando los ojos ante la luz que rodeaba la silueta oscura de su hermano. 

Pudo verlo. Un brillo lleno de valentía y coraje en aquellos ojos amarillos. Oleaje, por el contrario, solo dejaba ver un odio profundo a través de sus pupilas. Pero intentó relajarse, intentó... no dejarse llevar por el total rechazo que le tenía.

—Me apena mucho que hables así de nuestro padre... —maulló lamiéndose una de las almohadillas. Tal vez, si mostraba desinterés, Rugido se acabaría yendo, pero éste era justo como él: obstinado.

—Oh, no te hagas el bueno conmigo, te conozco, Oleaje —Rugido bajó hasta la misma piedra donde estaba su hermano, y se pasó la lengua por los colmillos —. Sé que serías capaz de arrancarle la cabeza a Mar Sombrío con tal de quedarte con su puesto.

Esto último tal vez lo dijo demasiado alto. Varios gatos que compartían lenguas en el campamento levantaron la vista y observaron con nerviosismo e interés a los hermanos. Rugido se percató de esto, y tan solo sonrió tan pomposo como siempre —. Y no lo sé sólo yo, lo sabe todo el mundo. Pero nadie confía en tí —Oleaje se sentó con cierta lentitud, rasguñando el suelo con las garras y erizando la cola. Rugido se alejó unos pasos de Oleaje como si supiera lo que se avecinaba, y aún así no dio un paso atrás respecto a sus planes.  —... no después de lo que le hiciste a Zarpa de Pétalo.

Rugido apenas pudo esquivar a su hermano: este se había avalanzado a él en cuestión de un segundo. Los colmillos de Oleaje chocaron en el aire, y esto el hermano lo aprovechó para empujarlo. Oleaje casi resbala de la roca, pero logró sujetarse con las garras y abalanzarse una vez más a su hermano. Este lo recibió y ambos gatos se enmarañaron en una pelea. 

El clan los rodeó con rápidez, pero nadie se atrevía a separar a los enormes herederos. Entre chillidos y bufidos, ambos hermanos dejaron un rastro de sangre y pelo encima de las rocas.

En cierto momento, Oleaje logró someter a Rugido, presionándolo contra el suelo rocoso. Le apretó el cuello con las garras desenvainadas. 

—Hoy te sentías especialmente suicida, ¿cierto hermano? —gruñó Oleaje mostrando los colmillos. Los ojos ámbar del heredero estaban completamente cegados por la cólera.

Rugido se retorcía bajo el peso de su hermano. Cerro ambos ojos con fuerza, y pudo sentir el aire a su alrededor empezar a moverse. Oleaje apenas pudo percibir esto en el momento en que sintió que el oxígeno abandonaba sus pulmones de golpe. Miró con los ojos inyectados en sangre a su hermano, la sabandija estaba usando sus poderes de manipulación de viento para sofocarlo ahí mismo. Apretó los colmillos,los dos podían jugar a lo mismo.

Sintió una fuerte descarga atravesarle el cuerpo, que se transimitió con aún más fuerza a su hermano. Este se quedó petrificado con la boca abierta. Los dos pares de ojos, hijos de Mar Sombrío, se quedaron fijos los unos a los otros. Este era el final, no era como cualquiera otra riña anterior, pues esto no acabaría hasta que uno de los dos estuviese muerto. Oleaje Iracundo no cedería, no había llegado hasta ahí en vano, no había estado esperando tanto solo para que este engreído lo matase.

Lo soltó cuando no podía aguantar más. Sentía que su cuerpo desfallecería en cualquier momento a falta del aire. Oleaje no había podido desarrollar su manejo de la electricidad como debía para defenderse de esto, debía cargar contra la yugular de su hermano. Cayó de costado contra las piedras, retorciéndose, mientras Rugido se ponía de pie y se acercaba con una sonrisa escalofriante a Oleaje. 

Solo debía... aguantar un poco más...

Sintió las garras de Rugido encima de su hombro. Era el momento. Con todas sus fuerzas, Oleaje se impulsó con las cuatro patas y saltó sobre él, empujándole hacia atrás, hacia el acantilado que marcaba el final del campamento. Pero Rugido sujetó con fuerza una de sus patas, y ambos terminaron cayendo hacia el abismo.

Los gatos del Clan del mar miraron horrorizados como los dos herederos caían hacia una muerte segura. Tras unos segundos de silencio, los más osados subieron las rocas y se asomaron por el borde. Los dos hermanos estaba inertes en la arena de la playa, un olor fuerte a sangre inundaba el aire. 

—¡Traigan a Mar Sombrío! —chilló alguien.

Un guerrero salió por la boca del campamento para traer al líder, mientras más gatos se acercaban al precipicio sin aliento. Entre ellos estaba la comandante del clan, que además empezó a bajar las rocas con algo de torpeza. No quería estar ahí, pero tampoco concebía la idea de que ambos herederos habían muerto. Algunos gatos la siguieron con menos seguridad.

De pronto, algo se movió en la playa.

Acantilado se quedó congelada: uno de los herederos se había puesto de pie. El pelo gris sucio. Los ojos ambarinos fijos en su otro hermano. La arena a su alrededor empapándose y oscureciéndose de la sangre de uno de ellos.

Rugido de Océano se rompió el cuello. Y sobre su cadaver, Oleaje Iracundo se alzaba triunfal. Si es que estar hecho una bola enmarañada y con la respiración pesada se podía llamar triunfal.

—¡Oleaje! —gritó Acantilado mientras saltaba a su lado y lo ayudaba a ponerse de pie del todo. Oleaje permaneció callado mientras empezaba a subir hacia el campamento de vuelta, apoyado sobre el hombro de la gata.

Una gata bajó corriendo las rocas, con apenas precaución. Era Corriente Blanca, la madre de los herederos y además de Acantilado. La comandante se detuvo en seco, y vio cómo la veterana bajaba hacia la playa y se quedaba inmóvil ante el cadaver de Rugido de Relámpago. Se derrumbó junto a este y gritó su nombre con el dolor de una madre que ha perdido a uno de sus hijos. 

Acantilado volteó a verla. Se sentía destrozada. Al devolver la vista hacia Oleaje, vio cómo este estaba de pie frente a la imponente figura del líder. Mar Sombrío estaba de vuelta, la mirada cansina y destrozada. Y sin embargo, Oleaje solo le devolvió una mirada fría.

Acantilado sintió algo moverse en su interior. Bajó la vista hacia las rocas a sus patas. ¿De qué era capaz Oleaje Iracundo para quedarse con el puesto de daimyo de Mar Sombrío?



Rugido de Océano (c)  AuramNox  
Acantilado (c) Sukanku-Ringo  

Si quieren que modifique algo del dibujo o del texto díganme   

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gmowl [2019-11-04 16:57:58 +0000 UTC]

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Personajes extra: 100 monedas 
Escrito: 60 monedas 

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