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Bueno, hace ya varias semanas murió mi gato. Y aunque el término "mio" está en duda, prefiero dejarlo así.

Matías era un gatito que le regalaron a mi tía cuando ella tenía como 15 años. Ella era amante de los felinos así que al obtenerlo lo crió como un rey. El animalejo tenía todo lo que quería, amor, juguetes, comida, atención constante, lo que lo convirtió en un gatito regordete, cariñoso y bastante adorable.
El tema fue cuando a mi tía, le pareció buena idea adoptar cada gato abandonado que encontraba. Esto no estaría mal, si no fuera porque el nuevo que llegaba se llevaba toda su atención, dejando al pobre Mati solo.
Como vino el segundo gato, también llegó el tercero, el cuarto y el quinto... El pobre bicho terminó completamente olvidado, descuidado y desnutrido.

Los años pasaron y su salud se fue borrando casi por completo, hasta el punto de contraer graves enfermedades que se les eran curadas a medias, y con suerte...

Un día, el gato se acercó a mi casa, superando el miedo a la perra guardiana. Mi familia estába acostumbrada a él, ya que el tipo convivía como nuestro vecino desde hacía tantísimos años, por lo que su visita no era mal recibida a pesar del desagrado general que teníamos por los de su especie.

Siempre con hambre voráz, pero que no se comparaba a su extrema necesidad de cariño, cruzándose entre nuestras piernas al caminar para llamar nuestra atención y recibir al menos una caricia con la yema de los dedos.

Cometió sus errores tanto como nos sacó sonrisas, y me alegra decir que puedo considerarlo "mio" aunque legalmente no lo fuera.

Hace un par de semanas, luego de desaparecer varios días llegó a casa...
Tenía poco pelo, lucía maltrecho y cansado, estaba delgado nuevamente y al recibir la comida se apresuró aún más que de costumbre. Me pareció extraño, pero antes que si quiera viera algo más se fue.
Al día siguiente llegó mi abuelo, con la noticia de que Matías murió por la noche, lo encontró en su armario y lo enterró bajo la higuera, junto a otras mascotas.

Me hubiera gustaado verlo, despedirme, pero a él le pareció mejor hacer el trabajo solo así evitar el dolor de la familia.

Es bastante triste como pasó de ser un rey a morir solo y desolado, quizás no fui cariñosa con él todos los días, varios que me conocen bien saben mi absoluto desagrado por los gatos, pero él tenía algo lindo, algo que no puedo explicar que me hacía quererlo y aceptar su cercanía.

Le hice un gijinka hace bastante tiempo ya, pero es la primera vez que lo dibujo acá, es simple, pero es un detalle para recordarlo.

La última foto que le tomé, una noche que me quedé desvelada pasando tiempo con él fbcdn-sphotos-f-a.akamaihd.net…

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Bueno, hace ya varias semanas murió mi gato. Y aunque el término "mio" está en duda, prefiero dejarlo así.

Matías era un gatito que le regalaron a mi tía cuando ella tenía como 15 años. Ella era amante de los felinos así que al obtenerlo lo crió como un rey. El animalejo tenía todo lo que quería, amor, juguetes, comida, atención constante, lo que lo convirtió en un gatito regordete, cariñoso y bastante adorable.
El tema fue cuando a mi tía, le pareció buena idea adoptar cada gato abandonado que encontraba. Esto no estaría mal, si no fuera porque el nuevo que llegaba se llevaba toda su atención, dejando al pobre Mati solo.
Como vino el segundo gato, también llegó el tercero, el cuarto y el quinto... El pobre bicho terminó completamente olvidado, descuidado y desnutrido.

Los años pasaron y su salud se fue borrando casi por completo, hasta el punto de contraer graves enfermedades que se les eran curadas a medias, y con suerte...

Un día, el gato se acercó a mi casa, superando el miedo a la perra guardiana. Mi familia estába acostumbrada a él, ya que el tipo convivía como nuestro vecino desde hacía tantísimos años, por lo que su visita no era mal recibida a pesar del desagrado general que teníamos por los de su especie.

Siempre con hambre voráz, pero que no se comparaba a su extrema necesidad de cariño, cruzándose entre nuestras piernas al caminar para llamar nuestra atención y recibir al menos una caricia con la yema de los dedos.

Cometió sus errores tanto como nos sacó sonrisas, y me alegra decir que puedo considerarlo "mio" aunque legalmente no lo fuera.

Hace un par de semanas, luego de desaparecer varios días llegó a casa...
Tenía poco pelo, lucía maltrecho y cansado, estaba delgado nuevamente y al recibir la comida se apresuró aún más que de costumbre. Me pareció extraño, pero antes que si quiera viera algo más se fue.
Al día siguiente llegó mi abuelo, con la noticia de que Matías murió por la noche, lo encontró en su armario y lo enterró bajo la higuera, junto a otras mascotas.

Me hubiera gustaado verlo, despedirme, pero a él le pareció mejor hacer el trabajo solo así evitar el dolor de la familia.

Es bastante triste como pasó de ser un rey a morir solo y desolado, quizás no fui cariñosa con él todos los días, varios que me conocen bien saben mi absoluto desagrado por los gatos, pero él tenía algo lindo, algo que no puedo explicar que me hacía quererlo y aceptar su cercanía.

Le hice un gijinka hace bastante tiempo ya, pero es la primera vez que lo dibujo acá, es simple, pero es un detalle para recordarlo.

La última foto que le tomé, una noche que me quedé desvelada pasando tiempo con él fbcdn-sphotos-f-a.akamaihd.net…