HOME | DD

javithabadeer — ------promesas y vestidos

Published: 2016-02-21 06:41:25 +0000 UTC; Views: 863; Favourites: 1; Downloads: 0
Redirect to original
Description

Estaba nerviosa, no sabía cuándo duraría en aquellas circunstancias, debía ir con Cellie a ver el vestido que se pondría el día de la ceremonia, pero debía esperar a Aarón quizá con su ayuda la ceremonia no sería necesaria puesto que volvería a hacer una humana común. Pero… ¿Qué haría como una chica común? Ahora que todo la fantasía era real, sus padres debían de estar más que preocupados por ella, su hermano pequeño esperándola para jugar. Shaze ya no era alguien con quien podía contar, le había mentido toda una vida y aún no sabía el propósito de ello, si tan solo pudiera ser como antes.

-¿Te han dicho que te ves encantadoramente hermosa cuando divagas? –Dijo Álvaro, sostenía una copa de sangre.

Le había ofrecido una a ella pero la rechazo, no tenía el estómago como para beber sangre. Con un leve rubor miro a Álvaro, era un chico bien parecido, hasta ahora había sido muy educado, le había su espacio personal y respondía cada pregunta que ella hacía.

-No y tampoco lo creo. –Contestó ella mientras no dejaba de ver los ojos azules de él.

-Deberías, eres preciosa –Con una sonrisa se acercó a ella. –Como una rosa roja.

-Pues más te vale no tocarla o te pincharas con las espinas.

Él rio, era una sonrisa cálida, no falsa, de verdad le había dado risa el comentario de ella. Sorprendida miro la sala por novena vez, le habían encantado las estatuas.

-¿Por qué sostienen un arco? –Preguntó indicando las estatuas con el dedo.

-Mi familia es representada con un arco, Spidsen significa ojiva o arco. –Respondió el con lujo de detalle.

-Entonces ¿Sabes usar el arco?

-Claro que lo se usar, si quieres te puedo enseñar.

Ella iba a responder pero la puerta del salón se abrió, un hombre vestido elegante entró por la puerta. Su rostro era similar al de Álvaro, pero tenía un aspecto mucho mayor, quizá de treinta y algo. El cabello era negro atezado y brillante, tez blanca contrastaba su cabello. Sus ojos también dejaron a Jokey sorprendida, eran tan azules que podías ver el mar en ellos. Entró al salón con una sonrisa que mantuvo mientras la miraba a los ojos, avanzó hacia ella caminando elegantemente. Jokey se levantó del asiento para saludarlo.

-Mi estimada invitado, lamento el retraso pero debía atender unos asuntos. –Dijo mientras tomaba la mano de ella y besaba su dorso.

-No se preocupe, también quería verle. –Contestó ella mientras no le quitaba la vista de encima.

Él le indico que se volviera a sentar y le hizo un gesto de saludo a su hijo con el cabeza, Álvaro respondió de la misma manera. Aarón se sentó frente a ellos, cruzo las piernas de manera de mostrar que estaba relajado y que el aire no fuera tensó. Jokey se acomodó nuevamente en su asiento mirando al hombre, no sabía cómo le diría que quería ser humana, solo espero a que él comenzara la conversación.

-Bueno se me hace un honor tenerte aquí, en mi humilde morada.

-La verdad no me parece nada humilde, lo que pude ver fue maravilloso. –Refutó ella mientras a Aarón se le iluminaban los ojos.

-Eres tan igual a ella.

-¿Ella? ¿Quién?

-Tu madre, claro. Misma mirada, mismos gestos. –Alargo el brazo y tomo la campanilla que estaba sobre la mesa de centro.

-¿Mi madre? ¿Cómo conoce… a mi madre? ¿Le hizo algo? ¡Lilian me prometió que no le harían nada! –Había subido el tono de su voz, tenía miedo de que algo les hubieran hecho.

-Oh no tranquila, no le hemos hecho daño a tu familia. Vengo de verlos, tu hermanito es un encanto. –Una sonrisa escapo por sus labios, quizá con maldad.

Asustado solo lo miró, >> ¡Estúpida!<< Se gritaba a ella misma por dentro, nunca debió haber confiado en Lilian, ahora su familia corría riegos y si Aarón quisiera algo de ella probablemente los usaría de chantaje. Tomó aire que revoloteo por sus pulmones haciendo que su pecho subiera ligeramente, respirar le aliviaba los nervios.

-Bien… ¿Por qué me llamó? Lilian dijo que usted podía hacerme humana nuevamente.

-¿Quieres ir directo al punto no? Bien, veras tú tienes algo que yo quiero.

Una chica entro por la puerta en completo silencio, le dejo una copa a Aarón sobre la mesa de cristal y volvió por donde llego. Ninguno de los dos se inmuto al verla entrar, era como un fantasma esclavo de la familia Spidsen.

-Y ¿Qué es lo que tengo? -La mirada de ella era la mas neutra que podía darle a el vampiro.

-Primero haremos una promesa, tu me darás lo que busco y yo te haré humana.

-Y mantendrás a mi familia al margen de esto. ¿Trato?

-Me parece estupendo. –Estiro la mano y ella la estrecho.

Ella lo miro a los ojos, algo le divertía a él, una sonrisa estaba en sus labios como si con eso hubiera ganado un juguete de colección ilimitada. Soltó su mano y él volvió a acomodarse en la silla, miro de reojo a Álvaro pero el ignoraba la conversación mientras jugaba con la copa de sangre.

-Entonces, ¿Qué tengo que darte?

-Te lo diré cuando termine la ceremonia, mandare a Álvaro por ti. –Evadiendo su pregunta le hizo un gesto a Álvaro.

-Y ¿Por qué no puede decirlo ahora? –Quiso saber mientras miraba a Aarón, en eso notó que Álvaro se ponía de pie.

-Espero nos veamos pronto querida, un gusto hablar contigo. -Contestó de manera fría dejando de lado las sonrisas.

Ella iba a protestar pero Álvaro le había tomado del brazo, la hizo pararse  y  avanzar hacia afuera, no era bruto más bien lo hacía con delicadeza, Aarón le alzo la copa mirándola mientras ella desaparecía de la habitación.

 

Habían vuelto a la casa, Shaze llevaba la pizza y Shawna dejaba caer la bolsa de croquetas fritas desde su muñeca. Al entrar notaron que todo seguía siendo un basural, los trillizos ocupaban el sillón a lo largo sin dejar espacio para ellos. Shawna con una sonrisilla malvada tomó de la bolsa una de las croquetas y se ubicó delante de los trillizos, les mostró lo que llevaba entre los dedos y ellos la miraron atentos.

-Cachorritos, ¿Quién quiere una croqueta? –Preguntó mirando mientras los tres se ponían en posición para saltar por la croqueta. Shawna la lanzó hacía uno de los costados.

Los tres trillizos saltaron del sillón convertidos en lobos, gruñendo entre ellos peleando entre quien se comía el trozo de pollo frito. Shaze rio con la actitud de los jóvenes y tomó asiento en el sillón, Shawna también se sentó dejando las piernas sobre el sillón para que nadie se sentara. Shaze al mirarla rio nuevamente y le imito haciendo que el sillón en forma de L solo pudieran estar ellos.

Comenzaron a comer la pizza, los trillizos luego de unos minutos de pelea se dieron cuenta que sus asientos estaban ocupados, caminaron en cuatro patas ellos mientras mostraban los caninos.

-No tengo ganas de luchar, de verdad muero de hambre. –Shaze se llevó un trozo de pizza a la boca.

-Yo no tengo problema en patearles el trasero. –Shawna con una sonrisa golpeo su puño con la mano contraria.

 

Al abrir los ojos se dio cuenta que estaba del otro lado del portal. La habitación de Lilian estaba vacía, cerró los ojos unos instantes mientras asimilaba las palabras de Álvaro, “Pronto serás una de nosotros y podré verte cada día” No entendía que querida decir con “una de nosotros” ya era vampira ¿No? Quizá se refería que no estaba completa por no realizar la ceremonia.

Salió de la habitación de Lilian y avanzo por el pasillo hacia su habitación, quería descansar un rato, pasar por el portal la había dejado más mareada que antes. Posó su mano sobre la manilla de la puerta pero una voz le quito la idea de acomodarse a leer con Bécquer.

-¿Estás lista? Welton nos está esperando. –Cellie se ubicó a su lado mirándola.

Un vestido verde ajustado la hacía verse más alta, eso o eran sus enormes tacones negros. El cabello rojo lo traía suelto sobre la espalda, lápiz labial rojo hacia que sus labios sobresaltaran de su rostro, rojos como sus propios ojos.

-Sí, lo estoy. –Separo su mano de la manilla y comenzó a seguir a Cellie.

-¿Y bien, pasó algo con Andrew? -Preguntó Cellie mientras bajaba la escalera.

-Me beso… Pero solo fue un roce de labios.

-¿No hubo lengua? –Dijo con una sonrisa mientras la miraba de reojo.

-¡Ay no! Ni lo digas que me dan nauseas pensarlo. –Contestó ella mientras ambas avanzaban hacia la puerta de salida.

Ella rio mientras salían del pórtico hacia el jardín de la mansión. Era de noche, había viento el cual hizo que algunos cabellos de Cellie se movieran de su posición. La vampira se detuvo a mirar hacía la reja, Jokey sin saber porque solo aguardo con ella, quizá esperaban un vehículo.

La reja se abrió y una sombra entro caminando hacia ellas, no distinguió a nadie que ella conociera, de primera instancias pensó en Shaze pero luego la idea se quebró en su mente al ver que los cabellos del joven eran rojos. Cellie al verlo corrió hacia él, el joven extendió los brazos con una sonrisa y la abrazó con fuerza, ella subió el rostro hasta que sus labios se juntaron. Jokey miró a otro lado mientras suspiraba. >>Perfecto, tocaré el violín esta noche<< Pensó mientras esperaba que ella se dignara a presentarlos.

-Nabil, ella es Jokey. Jokey él es Nabil, de quien te hable. –Dijo con una sonrisa mientras los presentaba.

El joven era alto, pero solo pocos centímetros más que Cellie en tacón. Sus ojos eran verdes brillantes, su cabello era largo hasta los hombros de color rojo más claro que Cellie, la tez era morena y algo relucía de sus pómulos >>Escamas<< Logró entender después. Nabil le tendió la mano y ella la tomó, con un saludo de mano se saludaron.

-Un gusto. –Dijo Nabil casi con indiferencia.

-Igualmente –Respondió ella casi sin ánimos.

El camino fue largo, o al menos eso ella sintió, Cellie iba del brazo de Nabil, ambos hablaban y reían. Jokey iba atrás de ellos mientras miraba las tiendas, era de noche pero aun así habían tiendas abiertas llenas de gente. Subterráneos más bien, no era la ciudad que ella estaba acostumbrada, Cellie le había dicho que estaban en la ciudad de todas las especies, podías encontrar desde vampiros hasta elfos y hadas. Y así fue, una chica con alas transparente paso a su lado mientras cargaba muchas cajas, un chico con astas en la cabeza pasó a su lado chocando con su hombro, pidió disculpas y siguió avanzando.

En eso algo llamo su atención, una tienda estaba llena de agua hasta la puerta pero el líquido no se derramaba hacia afuera. En el interior todo era como una tienda, peces nadaban por el lugar, unas sirenas atendían el mostrador mientras hombres con cuernos pedían cosas para llevar. Era una especie de pastelería o algo por el estilo.

-No te atrevas a recibir nada de nadie, no sabes lo peligroso que es este mundo. –Cellie le habla, estaba delante de ella.

Ella la miro y asintió con la cabeza para volver a seguirla. Entraron a una tienda de ropa, luces habían por todo el lugar, vestidos de lentejuelas relucían por la luz, habían vestidos de todo tipo, algunos parecían de novia pero en color negro o dorado. Otros eran demasiado reveladores para el gusto de ella. Cellie estaba saludando a un hombre, tenía cuatro pares de ojos en dos filas verticales desde la frente hasta la mitad del rostro, de chaqueta de seda salían dos pares de brazos a cada lado.

-Welton, ella es Jokey, la neonata que irá a la ceremonia. –Cellie le hizo un gesto con la mano para que ella se acercará.

Avanzó entre la gente y los vestidos hacia el hombre, este le saludo con una sonrisa, dos de sus manos estaban apoyadas a cada lado de su cadera mientras las otras dos le tomaban la mano a ella saludándola.

-Encantado, Welton Marstons a tu servicio. –Con una sonrisa que mostraba solo dientes afilados la saludo.

-Jokey Korosu, un gusto conocerle. –Respondió ella un poco nerviosa.

 

La hizo pararse sobre una plataforma de veinte centímetros, estaba solo en ropa interior pero solo estaba Welton y Cellie en la habitación. Era bastante amplia, llena de rollos de tela y una ventana que daba a la calle, al principio se negó a quitarse la ropa por la ventana pero Cellie le aseguro que no podían verse desde afuera, solo desde adentro.

Le habían puesto un vestido rojo de strapless, el espejo junto a la ventana era gigante, podía verse completa en él. Cellie la miro con una cara de no estar segura del color o de que tan bien le quedaba a ella.

-No me gusta cómo se te ve el vestido. –Miro a Welton. –Se ve más gorda.

-¿Más gorda? –Preguntó ella.

-Tienes razón, iré por el azul. –Contestó Welton saliendo de la habitación.

Estaba probándose el segundo vestido, era azul de terciopelo, el escote era lo suficientemente largo que llegaba casi a su ombligo, estaba avergonzaba ya que había tenido que quitar el brasier para ese vestido. Era precioso pero le causaba inseguridad, tanto por su figura como su seguridad en ella misma.

-¡Es perfecto! No eres tan plana como para no rellenarlo, y tu cintura de avispa le da en el clavo. –Con una sonrisa la miró por el espejo. –Me das envidia.

-No creo que sea correcto… Debería ir más cubierta y no mostrar tanto de esto. –Con un gesto abarco todo su pecho.

-Las ceremonias vampíricas implican mostrar, debes llamar la atención o pasaras inadvertida y eso no puede pasar. Debes hacerte ver o nadie te tomara en cuenta después. –Era Welton quien habla. –Además te ves divina en él, no había encontrado aún a alguien que le quedara tan bien.

 

Habían terminó la pizza, Shawna tenía amarrado a los trillizos con una soga, trataban de salirse pero solo conseguían golpearse o arañarse entre ellos. La chica licántropa estaba sentada en el sofá bebiendo una botella de agua.

-Oye y ¿Qué planeas hacer para traerla? –Preguntó la chica mirando a Shaze.

-Pues pensaba en conseguir un portal hacia Tenebris.

-¿Un portal? ¿Con que brujo irás?

-Neithan.

-¿El gato?

-Es el único que conozco que ayudará a la causa. Iré a comprar algunas cosas para que haga el portal. –Shaze se levantó del sofá, limpio las manos sucias con un trato que había tirado y salió de la casa en dirección a la ciudad de los subterráneos.

Para poder llegar a la ciudad era necesario pasar por portales que solo los subterráneos conocían. Habían algunos públicos que funcionaban las veinticuatro horas del día. Camino hacia un callejón donde algunos licántropos del clan conversaban y bebían cervezas, al verlo lo saludaron, le debían respeto por ser hijo del jefe del clan. Sin mucho que esperar avanzo hacia el final del callejón donde había una pared de ladrillo, sin temor cruzo por ella desvaneciéndose del lugar.



Dejo escapar un suspiro, ellos tenían la razón y ella solo podía aceptar, además el vestido sería un regalo exclusivo de Welton, uno de los grandes en la alta costura. Miró por la ventana y en eso vio a alguien pasar, primero no le tomo atención hasta que notó que era Shaze, algo dentro de ella la hizo sentirse mal, no sabía si estaba molesta aún o si quería disculparse. Solo desapareció del otro lado del cristal, Cellie le estaba hablando pero poco podía entender.

-A Bernard le encantará el vestido.

-O quizá me golpee por mostrar mucho… -Rebatió ella en voz baja sin ánimos.

-Quizá pero luego querrá tenerte. ¿Quién no? ¡Estás bellísima! –Exclamó Cellie.

 

 

Ya había llegado a su habitación, se dejó caer sobre la cama, el gato ni se inmuto cuando ella casi lo aplasto con su cuerpo, estaba boca abajo, su cara se hundía en la almohada mientras ella mantenía los ojos cerrados, una imagen se le vino a la mente, Bernard. Aquel chico que le había arrebatado su vida común de efímera, el chico que la había golpeado sin piedad, el chico que había mordido su cuello con fríos colmillos, con quien bailaría en dos noches más, pero sería el momento en que ellos no tendrían un vínculo, debía esforzarse a que todo saliera bien esa noche. Se giró sobre sí mirando el techo se la cama, cerró los ojos nuevamente y otra vez Bernard apareció, sonreía, era la primera vez que lo había visto sonreír. Su rostro se iluminaba, dejaba de ser el chico malvado para ser uno alegre y lleno de… ¿Vida?

-Bécquer, ¿Por qué solo veo a Bernard cuando cierro los ojos? –Se mordió el labio, aún no abría los ojos. –No digas que es porque me gusta, porque no es así.

-¿Estas segura?

Asustada abrió los ojos de golpe y se sentó en la cama, miro a todos lados buscando a quien había hablado pero no había nadie allí. Toco su pecho, respiraba agitadamente, luego recordó que no debía ni agitarse ni respirar, de mala gana se dejó caer sobre la cama, tomó al gato dejándolo sobre su pecho, acarició su pelaje mientras este ronroneaba.

-¿Estaré loca ya? –Preguntó hacia ella misma o tal vez al gato.

Related content
Comments: 0