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Hasta aquel día.

Estaba sumida en su entretenimiento habitual de observar en el metro, cuando lo vio. Unos ojos le devolvían la mirada, entre soñolientos y curiosos. No se le ocurrió pensar en que era la primera vez que veía otros ojos, no le sorprendió que alguien más tuviera eso que la hacía tan rara. Simplemente, le gustaban. Porque eran cálidos, más cálidos que el jersey de lana más mullido de su armario, más que el sol que había dejado de brillar hacía unos meses, más que todos los edredones del mundo. Y le miraban a ella, solo a ella. A esos ojos claros que amenazaban con flaquear e interesarse en cualquier asiento vacío y estudiar hasta el más mínimo detalle del diseño del forro.

No fue necesario.

Esos ojos se cerraron, y su propietario se alejó con prisa del vagón.

Ella no fue capaz de moverse, estaba plantada en aquel lugar, y a la vez ya no estaba allí. Temblaba, y de golpe tenía mucho frío. Estaba todo vacío. El murmullo del metro le parecía un sonido frío y distante. No le apetecía ver nada más. Ella también cerró los ojos

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Hasta aquel día.

Estaba sumida en su entretenimiento habitual de observar en el metro, cuando lo vio. Unos ojos le devolvían la mirada, entre soñolientos y curiosos. No se le ocurrió pensar en que era la primera vez que veía otros ojos, no le sorprendió que alguien más tuviera eso que la hacía tan rara. Simplemente, le gustaban. Porque eran cálidos, más cálidos que el jersey de lana más mullido de su armario, más que el sol que había dejado de brillar hacía unos meses, más que todos los edredones del mundo. Y le miraban a ella, solo a ella. A esos ojos claros que amenazaban con flaquear e interesarse en cualquier asiento vacío y estudiar hasta el más mínimo detalle del diseño del forro.

No fue necesario.

Esos ojos se cerraron, y su propietario se alejó con prisa del vagón.

Ella no fue capaz de moverse, estaba plantada en aquel lugar, y a la vez ya no estaba allí. Temblaba, y de golpe tenía mucho frío. Estaba todo vacío. El murmullo del metro le parecía un sonido frío y distante. No le apetecía ver nada más. Ella también cerró los ojos