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Fórmulas

  Quién hubiera dicho que civilizaciones tan denigradas podrían haber ideado tan sofisticados planeamientos matemáticos que ni las mentes más ilustres podrían revelar correctamente sin fallar al paradigma específico. Pero entre tantas culturas algunas deberían desaparecer y otras proseguir, algunas las recordamos como iconos de la libertad o el dominio, y a otras las olvidamos en un pasado simple e incluso humorístico.
  No es de aquellas conocidas sociedades sobre lo que les vengo a contar, es sobre una especifica ideología o creencia que perduró durante los siglos en pequeñas zonas ocultas del mundo cuyas costumbres riñéndose con la oscuridad de su pasado se ven dominadas por los caprichos de sus fundadores, mas igualmente, sus reglas han estamentado un orden jerárquico y accionador que solo puede ser entendido por éstos sujetos.
  Formulistas se hacen llamar, o por lo menos así se presentaron ante mí, un joven estudiante sin ánimos de obtener nada especial en la vida. Acechándome en las oscuras calles porteñas notaba sigilosos pasos humanos, aunque el miedo no iba a lo que pudieran hacerme sino a quienes podrían ser. La curiosidad me perseguía en cada instante de tiempo, hasta que rodeado por estas sombras encapuchadas me vi en una encrucijada de forcejeos, golpes y finalmente oscuridad.
  Algunos dirán que despertarse en una cama y en una bella casa podría haberme reconfortado pero sinceramente la consternación sobre lo acontecido hacía cual golpe en mi cabeza, que valga la redundancia palpitaba irónicamente. En las paredes de madera de aquel cuarto pequeño con estilo europeo, casi británico, se distinguían formulas en idiomas matemáticos pensaba yo, aunque sin poder comprender una simple palabra de las mismas decidí aventurarme en el misterio de la casa. La puerta estaba abierta y nadie vigilaba el pasillo, un largo pasillo que se extendía hacía mi izquierda, con una alfombra de color verde. Las paredes y el techo continuaban mostrando los símbolos y formas que no lograba traducir.
  Al final del pasillo se encontraba una puerta de madera, detrás de ella lograba oír murmullos y pasos, no creí inteligente el abrir la puerta aunque algo me impulsó a hacerlo, y entré. Como en una ceremonia todos unos sujetos tapados con capuchas largas capas se arrodillaron y me indicaron que subiera a un pequeño palco rojo hacía mi derecha. El gran salón decorado con números y más formulas era sorprendente… No era un secuestro normal.
  Flameante y movediza se encontraba una bandera enorme roja con dos barras horizontales arriba y abajo, y que entre estas poseía el símbolo de la letra omega. Una secta bastante matemática habría dicho yo, hasta que un encapuchado se acercó a mí y sin pronunciar ninguna palabra provocó que me desmayara…

  "Así comienza tu entrenamiento" escuché en el fondo de aquel extraño sueño, aquel que duró más de 6 años. Durante ese tiempo extraños hombres fueron explicándome las teorías sobre el formulismo y el avance del mundo en el control numérico. Parece algo sin sentido e incluso incierto lo que cuento, pero a fin de cuentas razonable. Este grupo apodado omega era el encargado del orden mundial, sectas con distintas siglas estarían rodeando el mundo. Desde antaño que estás civilizaciones articuladas con un órgano controlador, habrían usado el poder de las formulas (como el decimos) para controlar desde el mundo físico hasta el mundo imaginario. Con la memorización de gran cantidad de escrituras podían mantener el control sobre las dimensiones, espacio, tiempo y más… Los poderes del control del mundo matemático no tenían fin, pero solo se le daban a determinados elegidos. A diferencia de lo esperado estas sectas se basan en ideologías morales… Se entrena el inconsciente y subconsciente del Formulador para prepararlo ante las complicaciones y decisiones que el universo depara.
  El problema es cuando rebeldes deciden acabar con la farsa y tratar de usar sus poderes para intereses propios o para demostrar al mundo como todo es dominado por los encapuchados. Para esto existe el control de una raza superior a los Formulistas a la cual no podemos ver, tocar ni escuchar, siendo seres que transitan el universo en formas inentendibles e impredecibles. Rastreando constantemente los movimientos de los formulistas evitan cualquier actividad fuera de lo común quitando los poderes a cualquiera que los desprecie o use mal.
  Pero… ¿De que depende nuestra moral? De ellos, de esos seres extraños a los que llamamos "correctores", nuestra vida pasa a ser una herramienta para cumplir los fines a fin de cuentas de seres que nunca vamos a comprender. Puede ser muy triste la realidad del formulista, pero no nos conseguirían si no nos dieran algo a cambio… No somos simples humanos, somos seres dotados de incalculable inteligencia, y ya que ésta no es un poder especifico entre los tantos estamos autorizados a usarla en nuestros intereses. Siendo así muy sencillo crear tecnologías y armas que nos permitan a nosotros controlar a fin de cuentas a los humanos.
  Dirán que tergiversé el objetivo principal de la secta… Pero se equivocan, seremos más que humanos, pero el poder sigue apeteciéndonos como en nuestro primer bocado de conocimiento. Así pues ante la ignorancia de aquellos correctores nosotros vigilamos desde las sombras a un mundo especial, dominamos a sus gobernantes y nos divertimos produciendo sus guerras, sus calamidades y su sufrimiento.
  No somos seres malévolos, solo somos humanos poderosos, y cuando logremos despedirnos del poder corrector será cuestión de tiempo para que el universo nos pertenezca y las dimensiones se unan en un poder mucho mayor, el gobierno de los Formulistas es ahora una ideología secreta pero será en algunos siglos, el fin de la eternidad.

  No nos busques por que estamos detrás tuyo.

Iván Rabinovich alias, León.

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  Quién hubiera dicho que civilizaciones tan denigradas podrían haber ideado tan sofisticados planeamientos matemáticos que ni las mentes más ilustres podrían revelar correctamente sin fallar al paradigma específico. Pero entre tantas culturas algunas deberían desaparecer y otras proseguir, algunas las recordamos como iconos de la libertad o el dominio, y a otras las olvidamos en un pasado simple e incluso humorístico.
  No es de aquellas conocidas sociedades sobre lo que les vengo a contar, es sobre una especifica ideología o creencia que perduró durante los siglos en pequeñas zonas ocultas del mundo cuyas costumbres riñéndose con la oscuridad de su pasado se ven dominadas por los caprichos de sus fundadores, mas igualmente, sus reglas han estamentado un orden jerárquico y accionador que solo puede ser entendido por éstos sujetos.
  Formulistas se hacen llamar, o por lo menos así se presentaron ante mí, un joven estudiante sin ánimos de obtener nada especial en la vida. Acechándome en las oscuras calles porteñas notaba sigilosos pasos humanos, aunque el miedo no iba a lo que pudieran hacerme sino a quienes podrían ser. La curiosidad me perseguía en cada instante de tiempo, hasta que rodeado por estas sombras encapuchadas me vi en una encrucijada de forcejeos, golpes y finalmente oscuridad.
  Algunos dirán que despertarse en una cama y en una bella casa podría haberme reconfortado pero sinceramente la consternación sobre lo acontecido hacía cual golpe en mi cabeza, que valga la redundancia palpitaba irónicamente. En las paredes de madera de aquel cuarto pequeño con estilo europeo, casi británico, se distinguían formulas en idiomas matemáticos pensaba yo, aunque sin poder comprender una simple palabra de las mismas decidí aventurarme en el misterio de la casa. La puerta estaba abierta y nadie vigilaba el pasillo, un largo pasillo que se extendía hacía mi izquierda, con una alfombra de color verde. Las paredes y el techo continuaban mostrando los símbolos y formas que no lograba traducir.
  Al final del pasillo se encontraba una puerta de madera, detrás de ella lograba oír murmullos y pasos, no creí inteligente el abrir la puerta aunque algo me impulsó a hacerlo, y entré. Como en una ceremonia todos unos sujetos tapados con capuchas largas capas se arrodillaron y me indicaron que subiera a un pequeño palco rojo hacía mi derecha. El gran salón decorado con números y más formulas era sorprendente… No era un secuestro normal.
  Flameante y movediza se encontraba una bandera enorme roja con dos barras horizontales arriba y abajo, y que entre estas poseía el símbolo de la letra omega. Una secta bastante matemática habría dicho yo, hasta que un encapuchado se acercó a mí y sin pronunciar ninguna palabra provocó que me desmayara…

  "Así comienza tu entrenamiento" escuché en el fondo de aquel extraño sueño, aquel que duró más de 6 años. Durante ese tiempo extraños hombres fueron explicándome las teorías sobre el formulismo y el avance del mundo en el control numérico. Parece algo sin sentido e incluso incierto lo que cuento, pero a fin de cuentas razonable. Este grupo apodado omega era el encargado del orden mundial, sectas con distintas siglas estarían rodeando el mundo. Desde antaño que estás civilizaciones articuladas con un órgano controlador, habrían usado el poder de las formulas (como el decimos) para controlar desde el mundo físico hasta el mundo imaginario. Con la memorización de gran cantidad de escrituras podían mantener el control sobre las dimensiones, espacio, tiempo y más… Los poderes del control del mundo matemático no tenían fin, pero solo se le daban a determinados elegidos. A diferencia de lo esperado estas sectas se basan en ideologías morales… Se entrena el inconsciente y subconsciente del Formulador para prepararlo ante las complicaciones y decisiones que el universo depara.
  El problema es cuando rebeldes deciden acabar con la farsa y tratar de usar sus poderes para intereses propios o para demostrar al mundo como todo es dominado por los encapuchados. Para esto existe el control de una raza superior a los Formulistas a la cual no podemos ver, tocar ni escuchar, siendo seres que transitan el universo en formas inentendibles e impredecibles. Rastreando constantemente los movimientos de los formulistas evitan cualquier actividad fuera de lo común quitando los poderes a cualquiera que los desprecie o use mal.
  Pero… ¿De que depende nuestra moral? De ellos, de esos seres extraños a los que llamamos "correctores", nuestra vida pasa a ser una herramienta para cumplir los fines a fin de cuentas de seres que nunca vamos a comprender. Puede ser muy triste la realidad del formulista, pero no nos conseguirían si no nos dieran algo a cambio… No somos simples humanos, somos seres dotados de incalculable inteligencia, y ya que ésta no es un poder especifico entre los tantos estamos autorizados a usarla en nuestros intereses. Siendo así muy sencillo crear tecnologías y armas que nos permitan a nosotros controlar a fin de cuentas a los humanos.
  Dirán que tergiversé el objetivo principal de la secta… Pero se equivocan, seremos más que humanos, pero el poder sigue apeteciéndonos como en nuestro primer bocado de conocimiento. Así pues ante la ignorancia de aquellos correctores nosotros vigilamos desde las sombras a un mundo especial, dominamos a sus gobernantes y nos divertimos produciendo sus guerras, sus calamidades y su sufrimiento.
  No somos seres malévolos, solo somos humanos poderosos, y cuando logremos despedirnos del poder corrector será cuestión de tiempo para que el universo nos pertenezca y las dimensiones se unan en un poder mucho mayor, el gobierno de los Formulistas es ahora una ideología secreta pero será en algunos siglos, el fin de la eternidad.

  No nos busques por que estamos detrás tuyo.

Iván Rabinovich alias, León.