HOME | DD

Description
DE MIEDOS Y ESPERANZAS.

La música pop es como las películas hollywoodenses: pueden ser desestimados, despreciados y vilipendiados en bloque, cuando en realidad, si tratamos de tener un criterio más amplio, nos toparemos con algunas creaciones interesantes, que si bien es cierto difícilmente podrán considerarse obras de arte, todo un dechado de inteligencia y creatividad, tienen la suficiente calidad como para tomarse en serio y degustarlas.

El ejemplo más reciente de esto, exportado de la Gran Albión, es un trío algo sui generis para el momento que vivimos: Keane es un grupo formado en Sussex, Inglaterra, por Tim Rice-Oxley (piano, teclados y bajo), Tom Chaplin (voz), Richard Hugues (batería) y Dominic Scott (guitarra), que precisamente al abandonar a la banda contribuyó, tal vez sin querer, a generar ese sonido distintivo del terceto restante.

Desde antes de lanzar su primer LP este año, “Hopes and fears”, a Keane ya se le había endilgado ese status-maldición al que pocos pueden sobrevivir: ser llamado “el nuevo X” o “el siguiente Y”, etiqueta que en este caso fue bastante fácil de colocarles: “el nuevo Coldplay”, clasificación seguramente basada en las similitudes que existen entre el hitazo “Clocks” de Chris Martín & Co. y todo el disco de Keane en general: una sección rítmica fuerte que apoya una melodía sustentada en un piano o teclado, y no en una guitarra (que ambas agrupaciones hayan sido descubiertas por el mismo sello independiente, Fierce Panda, es otra coincidencia).

Sin embargo, no puede asegurarse con total convicción que esa es la única referencia a que nos remite el sonido de Keane, seguramente ya personalizado desde antes que saliera a la venta “A rush of blood to the head”, pues también se reconocen trazos de Ultravox, el infaltable U2 e inclusive de Elton John.

Eso ya es suficiente para que finjan un sonoro ronquido aquellos a los que les gusta escuchar alto decibelaje, pero los que aprecian la sensibilidad y exquisitez de Belle & Sebastian o del Travis más meloso, pueden echar las campanas al vuelo con las once canciones que componen “Hopes and fears”.

A pesar de que inclusive para un escucha acostumbrado a los matices del rock-pop el disco suena muy uniforme, de cualquier manera hay diversos tracks que destacan como los dos primeros sencillos, “Somewhere only we know”, cuyas notas de piano puntillantes simulan un ABBA más cargado de intensidad; “Everybody’s changing”, pieza mid-tempo plagada de arreglos electrónicos (innecesarios desde mi punto de vista por la hermosa melodía del piano); pero es en el excelente tándem “This is the last time” y “Bend and break”, que destaca el elemento más importante de Keane, desde mi punto de vista: la hermosa voz de Tom Chaplin, a medio camino entre Freddie Mercury y Thom Yorke, no perfectamente educada pero sí impregnada de una pasión por lo que expresa muy escasa en estas fechas de gritos, rapeos y pujidos arropados con innumerables coros.

Por supuesto que también son dignos de destacar los “riffs” de piano de Rice-Oxley, quien aparece en primer lugar dentro de los créditos de autoría de las canciones, y que no debería de sorprendernos si es el principal compositor de Keane, ya que si Chaplin resalta a primera escucha, las notas de Tim en las teclas son las que cargan con el peso de la canción, in absentia de alguna lira enchufable o no.

El punto fuerte de Keane no son sus letras, pues aluden a tópicos bastante comunes en la discografía de cualquier grupo británico; por ejemplo, de la misma forma que Oasis al inicio de su carrera, hablan de escapar de su lugar de origen y de evolucionar (“Though I know I said I'd wait around 'til u need me / I have to go, I hate to let you down / But I can’t stop now”).

En fin, Keane nunca pretende trastocar el orden con su fino pop e impecable producción, pero hay días en los que una buena y sencilla melodía es suficiente para obligarte a escucharla y disfrutarla... y a fin de cuentas esa es la función de la música, ¿no?

8/10

© 2004

Description
DE MIEDOS Y ESPERANZAS.

La música pop es como las películas hollywoodenses: pueden ser desestimados, despreciados y vilipendiados en bloque, cuando en realidad, si tratamos de tener un criterio más amplio, nos toparemos con algunas creaciones interesantes, que si bien es cierto difícilmente podrán considerarse obras de arte, todo un dechado de inteligencia y creatividad, tienen la suficiente calidad como para tomarse en serio y degustarlas.

El ejemplo más reciente de esto, exportado de la Gran Albión, es un trío algo sui generis para el momento que vivimos: Keane es un grupo formado en Sussex, Inglaterra, por Tim Rice-Oxley (piano, teclados y bajo), Tom Chaplin (voz), Richard Hugues (batería) y Dominic Scott (guitarra), que precisamente al abandonar a la banda contribuyó, tal vez sin querer, a generar ese sonido distintivo del terceto restante.

Desde antes de lanzar su primer LP este año, “Hopes and fears”, a Keane ya se le había endilgado ese status-maldición al que pocos pueden sobrevivir: ser llamado “el nuevo X” o “el siguiente Y”, etiqueta que en este caso fue bastante fácil de colocarles: “el nuevo Coldplay”, clasificación seguramente basada en las similitudes que existen entre el hitazo “Clocks” de Chris Martín & Co. y todo el disco de Keane en general: una sección rítmica fuerte que apoya una melodía sustentada en un piano o teclado, y no en una guitarra (que ambas agrupaciones hayan sido descubiertas por el mismo sello independiente, Fierce Panda, es otra coincidencia).

Sin embargo, no puede asegurarse con total convicción que esa es la única referencia a que nos remite el sonido de Keane, seguramente ya personalizado desde antes que saliera a la venta “A rush of blood to the head”, pues también se reconocen trazos de Ultravox, el infaltable U2 e inclusive de Elton John.

Eso ya es suficiente para que finjan un sonoro ronquido aquellos a los que les gusta escuchar alto decibelaje, pero los que aprecian la sensibilidad y exquisitez de Belle & Sebastian o del Travis más meloso, pueden echar las campanas al vuelo con las once canciones que componen “Hopes and fears”.

A pesar de que inclusive para un escucha acostumbrado a los matices del rock-pop el disco suena muy uniforme, de cualquier manera hay diversos tracks que destacan como los dos primeros sencillos, “Somewhere only we know”, cuyas notas de piano puntillantes simulan un ABBA más cargado de intensidad; “Everybody’s changing”, pieza mid-tempo plagada de arreglos electrónicos (innecesarios desde mi punto de vista por la hermosa melodía del piano); pero es en el excelente tándem “This is the last time” y “Bend and break”, que destaca el elemento más importante de Keane, desde mi punto de vista: la hermosa voz de Tom Chaplin, a medio camino entre Freddie Mercury y Thom Yorke, no perfectamente educada pero sí impregnada de una pasión por lo que expresa muy escasa en estas fechas de gritos, rapeos y pujidos arropados con innumerables coros.

Por supuesto que también son dignos de destacar los “riffs” de piano de Rice-Oxley, quien aparece en primer lugar dentro de los créditos de autoría de las canciones, y que no debería de sorprendernos si es el principal compositor de Keane, ya que si Chaplin resalta a primera escucha, las notas de Tim en las teclas son las que cargan con el peso de la canción, in absentia de alguna lira enchufable o no.

El punto fuerte de Keane no son sus letras, pues aluden a tópicos bastante comunes en la discografía de cualquier grupo británico; por ejemplo, de la misma forma que Oasis al inicio de su carrera, hablan de escapar de su lugar de origen y de evolucionar (“Though I know I said I'd wait around 'til u need me / I have to go, I hate to let you down / But I can’t stop now”).

En fin, Keane nunca pretende trastocar el orden con su fino pop e impecable producción, pero hay días en los que una buena y sencilla melodía es suficiente para obligarte a escucharla y disfrutarla... y a fin de cuentas esa es la función de la música, ¿no?

8/10

© 2004