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Es curioso como hay canciones que después de escucharlas por primera vez no puedes recordar la tonada; que hasta puede suceder que después de descargarlas (legalmente, por supuesto) las oyes y las descartas; y tiempo después, sin nada mejor que oír por el momento les das una segunda oportunidad, y luego una tercera... hasta que tienes que reconocer que treparon por tu oído y se alojaron en tu subconsciente, que te obliga a cantar entre dientes el coro en el lugar más inesperado.

Los escoceses de Snow Patrol son especialistas en lograr semejante truco, que vinieron perfeccionando desde 1994, fecha en que se conocieron en la universidad de Dundee el cantante y letrista Gary Lightbody y Mark McClelland, aficionado a la guitarra, sacando a la venta su debut “Songs for polar bears” en 1998, ya con un baterista llamado Jonny Quinn, y posteriormente “When it’s all over we still have to clear up” tres años más tarde, con un guitarrista más llamado Nathan Connolly agregado tiempo después.

Siendo meritorio hacer un paréntesis para hacer notar que Lightbody es un perfecto dos caras, al formar parte de un proyecto alternativo que ha ganado reconocimientos positivos de la crítica, llamado “Reindeer Section”, con dos álbumes a la fecha que se decantan todavía más que Snow Patrol por el rock indie, en los que colaboraron diversas luminarias del panorama escocés como miembros de Belle & Sebastian, Idlewild, Mogwai y un considerable etcétera.

Pero volviendo a Snow Patrol, sus dos primeros LPs fueron distribuidos por el sello Jeepster, hogar de los ya mencionados Belle & Sebastian; pero al separarse de dicha disquera terminaron en Polydor, para quien produjeron su más nueva placa, “Final Straw”, donde se conjugan todas las influencias de Lightbody y sus compañeros, que pueden dividirse en dos: el folk-rock de su tierra, y la escena indie norteamericana.

Esto lo demuestran “Chocolate” y la hermosa “Run”, donde por un lado conviven el sentimentalismo y la sensibilidad del cantautor Nick Drake, que hasta en su voz a medias es influencia del modo de cantar de Lightbody... y por otro lado el sentimentalismo y la sensibilidad de Mercury Rev y The Flaming Lips, todo esto envuelto la mayoría de las ocasiones en un muro de guitarras muy propio, por ejemplo, de Idlewild.

Tal es el ambiente en el que se mueven en general las canciones del CD; sin embargo, ésas y otras influencias son particularmente perceptibles en otras obras, ya que por ejemplo la huella más distintiva de Nick Drake se encuentra en “Grazed knees”, mientras que hay canciones que nos recuerdan a otras de factura más o menos reciente; el final de “Same” bien puede ser interpretado por The Flaming Lips, y el resultado sería casi idéntico; “Somewhere a clock is ticking” es como un “Goddess on a hiway” de Mercury Rev, inyectado de aún más dramatismo.

Idlewild se encuentra permeado en el sencillo con el que Snow Patrol se coló en el mercado de nuestro país, “Spitting games”, que tiene reminiscencias a “You held the world in your arms tonight”; “Tiny little fractures” acondiciona el riff de “Shoot speed/kill light” de Primal Scream para una canción más rítmica pero menos poderosa; “Half the fun” se parece a “Bugman” de Blur, pero sin la hostilidad y el solo de taladro; el ritmo y la melodía de “Pounding” de Doves pudieran pasar por la inspiración de la ya mencionada “Chocolate”; “Wow” es como el hermano menor menos experimentado(r) de “Ocean spray” de los Manic Street Preachers; y así sucesivamente.

Como puede verse, una vez más nos encontramos ante una obra que tiene muchas referencias, y que tal vez exige demasiadas escuchadas de todo el disco como para apreciarlo en su conjunto; pero que sin embargo, es una ensalada que pone al alcance del público la música de varios íconos de la independencia que no se han vuelto masivos, con canciones que son variadas entre sí y que 2 o 3 de ellas contagian a la perfección un sentimiento de desolación y esperanza a la vez, triunfando en su objetivo.

7/10

© 2004

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Es curioso como hay canciones que después de escucharlas por primera vez no puedes recordar la tonada; que hasta puede suceder que después de descargarlas (legalmente, por supuesto) las oyes y las descartas; y tiempo después, sin nada mejor que oír por el momento les das una segunda oportunidad, y luego una tercera... hasta que tienes que reconocer que treparon por tu oído y se alojaron en tu subconsciente, que te obliga a cantar entre dientes el coro en el lugar más inesperado.

Los escoceses de Snow Patrol son especialistas en lograr semejante truco, que vinieron perfeccionando desde 1994, fecha en que se conocieron en la universidad de Dundee el cantante y letrista Gary Lightbody y Mark McClelland, aficionado a la guitarra, sacando a la venta su debut “Songs for polar bears” en 1998, ya con un baterista llamado Jonny Quinn, y posteriormente “When it’s all over we still have to clear up” tres años más tarde, con un guitarrista más llamado Nathan Connolly agregado tiempo después.

Siendo meritorio hacer un paréntesis para hacer notar que Lightbody es un perfecto dos caras, al formar parte de un proyecto alternativo que ha ganado reconocimientos positivos de la crítica, llamado “Reindeer Section”, con dos álbumes a la fecha que se decantan todavía más que Snow Patrol por el rock indie, en los que colaboraron diversas luminarias del panorama escocés como miembros de Belle & Sebastian, Idlewild, Mogwai y un considerable etcétera.

Pero volviendo a Snow Patrol, sus dos primeros LPs fueron distribuidos por el sello Jeepster, hogar de los ya mencionados Belle & Sebastian; pero al separarse de dicha disquera terminaron en Polydor, para quien produjeron su más nueva placa, “Final Straw”, donde se conjugan todas las influencias de Lightbody y sus compañeros, que pueden dividirse en dos: el folk-rock de su tierra, y la escena indie norteamericana.

Esto lo demuestran “Chocolate” y la hermosa “Run”, donde por un lado conviven el sentimentalismo y la sensibilidad del cantautor Nick Drake, que hasta en su voz a medias es influencia del modo de cantar de Lightbody... y por otro lado el sentimentalismo y la sensibilidad de Mercury Rev y The Flaming Lips, todo esto envuelto la mayoría de las ocasiones en un muro de guitarras muy propio, por ejemplo, de Idlewild.

Tal es el ambiente en el que se mueven en general las canciones del CD; sin embargo, ésas y otras influencias son particularmente perceptibles en otras obras, ya que por ejemplo la huella más distintiva de Nick Drake se encuentra en “Grazed knees”, mientras que hay canciones que nos recuerdan a otras de factura más o menos reciente; el final de “Same” bien puede ser interpretado por The Flaming Lips, y el resultado sería casi idéntico; “Somewhere a clock is ticking” es como un “Goddess on a hiway” de Mercury Rev, inyectado de aún más dramatismo.

Idlewild se encuentra permeado en el sencillo con el que Snow Patrol se coló en el mercado de nuestro país, “Spitting games”, que tiene reminiscencias a “You held the world in your arms tonight”; “Tiny little fractures” acondiciona el riff de “Shoot speed/kill light” de Primal Scream para una canción más rítmica pero menos poderosa; “Half the fun” se parece a “Bugman” de Blur, pero sin la hostilidad y el solo de taladro; el ritmo y la melodía de “Pounding” de Doves pudieran pasar por la inspiración de la ya mencionada “Chocolate”; “Wow” es como el hermano menor menos experimentado(r) de “Ocean spray” de los Manic Street Preachers; y así sucesivamente.

Como puede verse, una vez más nos encontramos ante una obra que tiene muchas referencias, y que tal vez exige demasiadas escuchadas de todo el disco como para apreciarlo en su conjunto; pero que sin embargo, es una ensalada que pone al alcance del público la música de varios íconos de la independencia que no se han vuelto masivos, con canciones que son variadas entre sí y que 2 o 3 de ellas contagian a la perfección un sentimiento de desolación y esperanza a la vez, triunfando en su objetivo.

7/10

© 2004