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— ¡Kiara! —gritó Tamara con una mezcla de alegría y desesperación.
Corrió hasta mí.
Estaba algo agitada por el trayecto. — ¿Dónde estabas? —respiró de forma agitada. — ¡Te busqué por todas partes mujer! —
—Perdona. Tuve un percance, te cuento en un momento—dije—primero necesito entrar.
—Oh, espera—dijo y fue para que abrieran el portón.
Espere un rato y se abrió.
Cuando estaba por fin en mi habitación le conté todo a Tam.
Como siempre Tamara me estaba molestando con todo lo sucedido, pero así es ella y en realidad es divertido bromear así.
—Y… ¿era guapo? —dijo pícara
—Am…No—pero su sonrisa me decía que estaba completamente roja de la cara, soy la peor mentirosa que existe.
Aunque fuera un extraño—prácticamente— era demasiado único. Aunque sabía que nunca lo volvería a ver. Lamentablemente. Tenía que sacármelo de la cabeza, si continuaba pensando en él tendría muchos problemas, más de los que ya tengo.
—Eres una mentirosa que no sabe mentir —dijo entre risas—Estas toda roja, querida
Intente cubrirme la cara.
—… ¿Qué me dices del chico de anoche? Se me olvido su nombre…—dijo chasqueando los dedos, tratando de recordar.
—… ¿Dev? —desvié la mirada, no quería hablar sobre él, estaba tratando de olvidarlo.
— ¡Ése! —exclamó.
—No estaba tan guapo—<>.
—Ajá. ¡Bailaste con el como si fueras una princesa! —me echó en cara—No me digas que no sentiste nada por él. Además, no estaba tan mal.
—Lo sé. Pero…había algo en él que no me agradaba, me ponía de nervios y no lo digo por algo emocional—
— ¿A qué te refieres? —preguntó
— No lo sé exactamente. Simplemente lo presentí como lo hago siempre— volví a desviar la mirada. Sabía lo que iba a decir.
— ¿Otra vez con eso? —Me lo dice tanto que ya me acostumbre a la frase. —Ya te dije que NO ES REAL. Sólo son imaginaciones tuyas. —Pauso— Podré ser tu mejor amiga pero, esto no está bien. Enserio Kiara. Me preocupas, y mucho.
Tenía razón, pero simplemente no podía evitarlo.
Era algo que sólo sucedía o sentía. Sólo pasaba y ya. No tenía poder sobre “eso”.
Me había pasado desde que mi madre murió, pero ha ido aumentando conforme ha pasado el tiempo.
Siento que es una clase de comunicación, aunque suene estúpido e ilógico.
Pero no he podido profundizar mucho sobre el tema porque…bueno, estoy en cerrada aquí la mayor parte de mis días. Tengo que estudiar y sólo salgo los Viernes; los cuales por lo general estoy con Tam o sola reflexionando.
No soy MUY interesante, lo sé.
Tam y yo terminamos de hablar, cambiamos de tema y todo estuvo mucho mejor, es verdad que ese tema no le agrada en nada, y comprendo que se preocupe por mí y lo aprecio de verdad, pero también es algo exagerada. Discutimos un poco, pero al final se arregló todo. Estoy animándome a investigar más sobre esto. Por el momento me concentraré en otras cosas, más importantes— una de ellas mi tratamiento— y necesito prepararme bien porque sé que no contaré con Tam para ello entonces estoy sola, <>.
Hablando del tratamiento, hoy nos pesarán para saber si ha habido avances.
Espero que sí, aunque lo dudo, con la “escenita” de hoy en la mañana con Wilmer. Estaban muy ricos los hotcakes que preparo pero, de verdad ya no podía comer más...Maldito problema alimenticio.
El reloj marcaba las 7:00 PM.
Yo estaba sentada en mi cama, como de costumbre; viendo TV y bebiendo jugo de manzana que por cierto es mi favorito.
Todo estaba normal, hasta que el teléfono sonó.
— ¿Hola? —
—Hola Kiara. — Escuche al otro lado de la línea a Gisell— Un chico te vino a visitar. ¿Lo dejo pasar? —cuestiono ella.
Lo pensé por un momento. ¿Qué tal si era Wilmer? Pero descarté esa opción rápidamente: él no sabe dónde estoy. Igualmente decidí probar mi suerte y accedí.
—En un momento llega. Adiós, querida. —
—Adiós, Gisell. Gracias—y colgué.
No tenía idea de quien fuera. Además casi nadie me visita. Esto sería interesante.
Decidí ponerme un poco más presentable. Cepille mi cabello, me lave la cara y me maquille un poco. Algo que un poco de rubor no arreglara.
Escuché la perilla rodar.
Y ví a…
Dev detrás de ella, junto con un ramo de orquídeas lila y una sonrisa tentadora.
¿Cómo se enteró que mis flores favoritas son las orquídeas y específicamente de ese color? ¿Acaso me espiaba o algo así? Lo mire confundida. ¿Qué hace aquí? ¿Por qué me dejo anoche en el antro? ¡¿Cómo supo que me encontraría aquí?!
Quería gritarle mil cosas. Pero ninguna salió de mi boca.
¿Por qué?
—Hola nena—dijo en el mismo tono en que lo conocí la noche anterior. — ¿Qué pasa? ¿Acaso creías que te dejaría ir tan fácil? —
Sentí un nudo en la garganta. Apreté mis puños muy fuerte hasta enterrarme las uñas en la piel.
De pronto, pude pronunciar unas palabras. — ¿Qué haces aquí? —Dije— ¿Es lo que haces con todas? Las dejas tiradas y luego las vuelves a ver trayéndoles un ramo de flores— escupí todas las palabras para expresarme; me sentía de muchas formas, menos feliz.
— ¿De casualidad no te alegras de verme? —pude notar una oscuridad en sus ojos, que aumentaba lentamente.
—Am…—tartamudeé.
No sabía que responderle. Miles de preguntas albergaron mi mente.
—Está bien—se acercó a mí. Yo retrocedí. —Ya veo que no eres como pensaba, Kiara, has cambiado y mucho.
— ¿A qué te refieres? —dije con dificultad.
El continúo avanzando. Por instinto me quede quieta. No me moví un milímetro más. Soltó el ramo sobre la cama.
—Me refiero a que, por ejemplo anoche parecías una chica común y corriente. Como cualquier otra, para ponértelo de esta manera. Y hoy te encuentro viviendo en una Clínica de problemas alimenticios. Al parecer no es cosa de días…ni semanas —volteo a verme fijamente a los ojos— ¿O me equivoco, Kiara?
Trague saliva. Y junto con ella, mi orgullo.
Suspiré y cerré los ojos.
Basta, no toleraría esto más.
—Mira Dev, eso no es cosa que te incumba. Es mi vida y punto. Tú no sabes nada de mí. Ni lo harás —concluí.
—Eso crees tú, querida —sus ojos se tornaban aún más oscuros. Se acercó a mi oído y sus labios rosaron mi piel erizándola—Yo lo sé TODO de ti — y se alejó de mi oreja junto con mi dignidad.
Me dejo perpleja su comentario.
¿Cómo es eso posible? Lo conocí apenas ayer. ¿O no? Espera, él no tiene pruebas, puede ser solo una táctica de intimidación.
Mi entrecejo se apretó, tratando de llevarle la contraria a Dev. Creo que leyó mis pensamientos y dijo:
— ¿Asustada, Kia? —pronuncio.
<>.
Era el sobrenombre que sólo una persona me daba.
Mi madre.
Reaccione bruscamente.
— ¿¡Quién eres!? ¿¡Cómo obtienes esa información!? ¿¡Qué más sabes de mí!? ¿Acaso me espías? ¿¡EH!? ¡¡¡RESPONDEME!!!—
El solo rio al verme alterada.
Al parecer se estaba divirtiendo con mi sufrir.
—Querida e inocente Kia. —Dijo—Tu debes de saberlo.
La verdad era que no, este tipo ya estaba asustándome.
Tomé el teléfono lo más rápido que pude, pero él me tomo de la muñeca.
— ¡Suéltame! —grité.
—No lo creo —dijo mientras yo forcejeaba.
La oscuridad en sus ojos aumentaba al igual que la pelea por el teléfono seguía.
Al final el teléfono cayó al suelo.
Me acorralo en la esquina.
— ¿Qué quieres de mí? —dije casi llorando.
—Tu mente y alma. —
Me quedé helada.
— ¿Por qué? ¡¿Por qué yo?! —grité— ¡Soy solo una anoréxica con problemas! ¡No valgo nada, ni si quiera sé quién soy realmente ni lo que quiero! ¡Vivo solo por alguien! —
Las lágrimas empezaron a recorrer mi rostro.
—Información secreta. —dijo—No vuelvas a preguntar eso, o…—sacó una navaja muy larga y afilada de su bolsillo derecho.
Cerré los ojos. Deseando que todo de esto no fuera real. Pude sentir la humedad de mis lágrimas recorrer mis mejillas.
—Está bien, me callo. —sollocé.
Escuche la navaja cerrarse.
Abrí los ojos.
— ¿Te asuste, Kia? —dijo riendo y me daba espacio entre la esquina que estaba.
—No, en absoluto. —Me seque las lágrimas— ¿Sólo has venido a amenazarme?
—No.
— ¿Entonces? —
—A platicar.
— ¿Qué quieres saber? —
Su sonrisa retorcida no me dio una buena señal.