nicolasbahamondes [2016-09-13 17:29:46 +0000 UTC]

Martes 13 de septiembre. 2016.

Querida Mikamy,

Llegamos a otro de esos Martes 13 que tanto la gente teme. Me pregunto por qué siempre temen irracionalmente a un número tan corriente como ese, así como a los gatos negros, pisar los baches o pasar por debajo de una escalera. Se supone que la suerte no es algo fuera de nuestro contol, cada uno se la forma con la motivación en sus acciones. Aunque, encuentro que los supersticiosos no están tan equivocados con el tema de caminar bajo una escalera, ahí si que te formas una racha de muy mala suerte.

Estaba tan ansioso de contarte que, en mi afan de volver a vivir experiencias diferentes en mi vida, me convertí en carnavalero por un día. Todo comenzó en una reunión de apoderados del pequeño Gaspar —el que ya está en Pre-Kinder— cuando habían padres desconcertados sobre la propuesta de traje pascuense para el gran baile del rancho criollo. Recuerdo ese día que quería acompañar a mi mamá y presenciar mi primera reunión de apoderados y ver desde una perspectiva ajena como actúan entre ellos. Estaba yo mi madre en la sala, nos fuimos a sentar en la estación de trabajo de Gaspar y escuchamos atentamente los temas que se trataron en ese momento, tales como los fondos del curso, los posibles paseos de fin de año y los detalles finales del rancho criollo. Al cabo que no podía poner mucha atención porque estaba incómodo en una silla para niños que apenas estaba a unos quince centímetros del suelo. Ahora sé cómo se siente el actor Francisco Melo cuando le toca sentarse en sillas muy pequeñas cuando él es muy alto. Encuentro que es una desventaja ser muy alto en casos muy puntuales.

Por si no lo sabes, el Colegio San Francisco del Alba tiene un evento que se realiza en Septiembre y se llama Rancho Criollo. En el rancho criollo, todos los estudiantes de cada curso realizan muestras de baile artísticas que guardan relación con nuestro folklore nacional. El rancho criollo es un homenaje a nuestra identidad como Chilenos y siempre se realiza la semana anterior al 18 de Septiembre porque todos los muchachos salen a unas breves vacaciones. No sólo se trata de bailes, también es una oportunidad para que los cursos puedan generar fondos vendiendo comida en diferentes puestos. Para favorecer variedad en los puestos, autoridades escolares asignan qué es lo que puede vender cada curso. Al curso de Gaspar le tocó la venta de palomitas de maíz y algodón de azúcar. Habían programado la realización de dicho evento escolar el sábado 10.

El punto es que en la reunión estaban poniéndose de acuerdo para saber quiénes iban a ser voluntarios para vender en el puesto y quiénes se harían cargo de la decoración y arriendo de máquinas. Una de las madres estaba registrandolos en un pequeño cuaderno. Se supone que habría un grupo que cubriría la jornada de la mañana y otro en la tarde. Yo estaba entusiasmado por ayudar a los demás en aquel desafío, más aún cuando la mayor parte de mi vida me he dedicado a atender clientes gracias a mi primo John-John. Me anoté en la jornada de la mañana y esperé a que fuera ese día sábado para poder trabajar. A los pocos días, me enteré que tendría que vestir un traje carnavalero gracias a la red de contactos de los apoderados del curso. Mi madre me lo hizo saber y dije ‘Bien, ¿por qué no?’, mientras se me salía una mueca.

El traje tentativo consistía en vestir una fedora blanca con una cinta roja, una camisa blanca, pantalones de vestir azul marino, unos zapatos formales, un corbatín rojizo y una pechera roja. Conseguir algunas cosas fueron fáciles: tenía los zapatos de aquella fiesta de graduación en la que fuí pareja de Loreto Hidalgo, las camisas que me compré para ir a mis prácticas de profesor y los pantalones que usaba en los anteriormente mencionados trámites universitarios. La fedora, la pechera y el corbatín iban a ser la parte más complicada, pero como bien sabemos decir en Chile: ¡A Barrio Meiggs! Salimos con mi mamá y encontramos todo, después de casi una hora de búsqueda, regateos y vitrineos. Nos acercamos a varios locales que eran atendidos por Chinos y en todos nos trataron de manera cortante y hostil. ¿Por qué vienen a trabajar a nuestro país si no nos respetan como personas? El último local que fuimos a ver era de relojes de pared y de muñeca. Aproveché de comprarme unos cuantos relojes para mis hermanos, aprovechando que su precio estaba muy bajo. Ojalá me hubiera dado cuenta de las baterías de éstos —estaban completamente agotadas y se reiniciaban al sólo pulsar uno de sus botones. Cuento corto, se las cambiamos días más tarde.

Mi hermana se encargó de realizar unos cambios estéticos a la pechera y fabricó el corbatín con un par de cintas unidas a un elástico para la ropa. La fedora que adquirimos era completamente blanca, así que mi tía se la agregó con la cinta que sobró de la confección del corbatín. El traje quedó espectacular, terminaron de arreglarlo un día antes del rancho. La noche anterior me sentía tan ansioso por participar en el rancho. Casi no podía pegar una pestaña. Dormía y me despertaba en ocasiones durante la noche. ¿Sería un éxito? ¿Habrán problemas durante mi turno? ¿Sería un éxito? ¿Y si meto la pata? ¿Sería un éxito?

Llegué a la escuela a las 8 de la mañana. Mi grupo no había llegado todavía, así que fuí a ayudar a una profesora a montar su puesto mientras esperaba a que llegaran los demás. Estaba pegando carteles y decorativos alrededor del puesto mientras ella estaba montando un par de mesas y sillas. Cuarenta y cinco minutos después de haber llegado, una madre llevaba dos enormes cajas con forma de empaque para popcorn mientras que otro padre llevaba un arco de globos blancos y amarillos, simulando los granos de las palomitas de maíz. Comenzamos a montar el stand, poniendo la utilería, las máquinas y el asiento para el cajero. Durante mi turno aprendí a hacer algodón de azúcar y fue divertido. ¿Sabías que el azúcar se mezcla con colorantes en polvo? Antes creía que se usaban colorantes líquidos como los que se venden en los supermercados. Vienen en pequeños frasquitos, del tamaño de un tubo de rollo fotográfico cortado por la mitad, venían en varios colores tales como azul marino y rojo fuerte. Mi primer algodón me mandó saludos antes de irse, porque cuando estaba con el palito formando la tela me acerqué mucho a la máquina y éste salió disparado hacia el público. Me dio un poquito de vergüenza, pero después de un segundo intento logré hacer uno. Estaba tan contento en ese momento, tanto así que quise hacer un tercer algodón. Luego recordé que, cuando estoy en contacto con productos pegajosos, tengo la necesidad urgente de lavarme las manos. Al cabo que no pude aguantar mucho tiempo en dicha máquina por esa razón, pero al menos me salió otro trabajo más.

Ya que era el único que pudo hacerse el traje carnavalero, me mandaron a vender con un canasto que se colgaba en el cuello. Entre recorridos y recorridos, perdí la cuenta de cuántos productos pude vender y de los amigos que pude volver a ver. Entre saludos, caminatas, ventas y referencias mentales sobre cómo se están vistiendo hombres y mujeres, terminé un turno fructífero, el que por decisión propia quise extender hasta la tarde. Logre generar en ganancias un tercio de la meta propuesta por los apoderados del curso de Gaspar. Si me hubieras visto, Mikamy, cómo estaba lleno de algodón en la ropa y cuan teñidas estaban mis manos con los colorantes. Me dormí por un rato y luego desperté con más energías más adelante.

Esa misma noche revisé mi cuenta en DeviantArt por si habían mensajes de mis nuevas amigas Alissia y Torvina. Alissia compartió conmigo un platillo que se consume en Polonia después que le hablé sobre los choripanes. Se llamaba Zapiekanka, era un pan de baguette que llevaba carne y champiñones y en la que encima se le pone queso que es luego derretido al meter al horno. Al día siguiente quedé con las dudas y quise probarla. Si supieras cuan delicioso estaba: el sabor de la carne combinado con los champiñones era para chuparse los dedos, mucho más cuando se le coloca ketchup. Espero que tengas la oportunidad de probarlo, estoy muy seguro que te encantará.

Por el momento me despido una vez más, sin dejar de desearte lo mejor a tí y tu mamá y Ale. A propósito, ¿cómo te ha ido en la universidad? Es una gran hazaña estudiar en esa universidad cara todavía conservando tu beca. Te deseo lo mejor para tí y ojalá puedas encontrar trabajo inmediatamente cuando egreses. Creo en tus capacidades, desde siempre que has sido una chica muy resiliente, tanto así que tú eres la prueba viviente que la suerte se construye y no se recibe.

Espero atento tu respuesta algún día. Te quiero mucho, amiga mía.

- Nicolás.

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nicolasbahamondes [2016-09-08 23:02:30 +0000 UTC]

Sábado 8 de septiembre. 2016.

Querida Mikamy,

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que conversamos. Todos los momentos que quise contarte, las alegrías que quería que escucharas, las tristezas que sólo tienen consuelo ante los amigos y también las risas que pudimos compartir, en todo un lapso de 5 años.

Después de sentir que mi vida se estaba perdiendo en ese montón de, lo que los demás llaman "sedentarismo y rutina", decidí cambiar el switch y atreverme a volver a sociabilizar con aquellas antiguas amistades. El viernes 2 quedé en juntarme con una amiga de cuarto medio, Estivalia Zschau. Recuerdo todavía que su novio en esos tiempos estaba conmigo en una amistad del tipo Love-Hate, porque pensaba que quería quitársela. ¡Es que nunca voy a poder entender el estado de ser celoso de los hombres! Para serte franco, sí me gustaba, pero no correspondía volverme un "patas negras", no es algo que fuera bien visto. Las cosas son completamente diferentes ahora, ya ni siquiera sé quién podría ser mi pareja ideal.

Tuvimos un pequeño problema de coordinación, pero logramos ponernos de acuerdo para vernos a las 2 de la tarde porque era muy tarde si hubiera sido a las 7PM. Para cualquier persona, volver a la avenida en la que un amigo habita puede ser algo completamente normal. Sin embargo, la cosa cambia cuando han pasado cinco años desde la última visita. ¿Cómo estaría Estivalia? ¿Tendría una nueva apariencia? ¿Habrá terminado su carrera universitaria? ¿Tendrá nueva pareja? ¿Cuáles serían sus nuevos colores de zapatillas o poleras? Tantas preguntas estúpidas giraban en mi cabeza, y es que tú ya me conoces cuán loquito estoy.

Y ahí estaba yo, en frente de la puerta de entrada. Tocaba su timbre una y otra vez, pensando que la vez primera no lo debió escuchar. No es que fuera impaciencia, pero algo me comía el estómago. Pensando que no estaba en casa aún, había tomado mi móvil y decidí llamarla para poder decirle que iba a hacer la hora en la plaza de al frente, pero ya estaba ella abriéndome la reja, con esa sonrisa que tanto me alegraba el día. No había cambiado nada en absoluto, seguía con ese corte de cabello que tanto la caracterizaba, su estilo de vestir tan mezclado entre artesanal y urbano tampoco había cambiado. Sus padres tampoco habían cambiado, era como si el tiempo se hubiera congelado, y la alegría me era difícil de disimular.

Era la hora de almorzar, y la tía Marisol -la madre de Estivalia- estaba a punto de terminar con los platillos. Una ensalada surtida de lechuga y paltas con atún y un delicioso caldo de mariscos estaban esperando para relucirse en la mesa. Bebiendo limonada con jengibre, Estivalia me contaba sobre las grandes cosas que hizo en la universidad y sobre el último proyecto que había tenido que armar como parte de sus calificaciones de fin de semestre. Lo que a ella se le había ocurrido era hacer mantequilla alternativa con sabores únicos. No recuerdo exactamente cuáles eran dichos sabores, mas que su proyecto estaba tan bien elaborado que los jueces y compañeros pensaron que se trataba de un producto completamente real que esperaba capital de una empresa para poder producirla en masa. Cambiando el tema, ella esperaba que me viera un poquito más diferente -como gordito- y le sorprendió que no haya cambiado en absoluto. Ya que pensaba lo mismo de ella, le dije lo mismo y nos reímos juntos, tal como cuando éramos compañeros de escuela.

Si un psicólogo viera que siento nostalgia por aquellos tiempos de colegio, ya me hubiera dado hace tiempo un tratamiento completo de pastillas. ¡Pero qué estúpidos son los supuestos especialistas que no pueden ver más allá de esa superficialidad! Los humanos sienten nostalgia cuando la alegría del tiempo recordado ya no vuelve más. La nostalgia no es mala, pero sí lo es vivir por el resto de la vida con ella. Sin embargo, es tan difícil hacer a un lado las cosas que sí pasaron. Y es que, siendo adulto, te das cuenta que con lo poca cosa de ser niño o adolescente tuviste más vida de la que podrías tener por el resto de tu vida.

Justo antes de sentarnos a almorzar, su hermano Paul había vuelto de unos deberes menores. Con la misma energía que había saludado a Estivalia y a tía Marisol le di un fuerte abrazo. Estaba contento de verlo también. Cuando estuvimos sentados en la mesa, conversamos de actualidad y filosofía -dos temas que me encanta abordar, a pesar que me cobijo en las necedades entre conversaciones de universitarios- y es increíble cómo he madurado para hablar con mayor detalle aquellos detalles. El tema más interesante que salió en la mesa fue el tema de la desculturización de nuestra nación y la falta de identidad, humanización y creciente preocupación por el uso desespiritualizado de las tecnologías del ocio. Siento que he madurado, pero aun así me siento vacío y no sé lo que es. ¿Es que acaso ser inteligente te hace sentirte cada vez más solitario?

Dicha pregunta tendría respuesta inmediatamente después que Paul me invitara a buscar unos repuestos para una motocicleta en particular. Pensé que íbamos a ir en automóvil, pero es evidente que iba a ser arriba de una moto. Si Priss, una chica que aparece en Bubblegum Crisis 2032, tuviera que elegir una moto, hubiera sido la de Paul. Era un modelo de transmisión manual, tenía un diseño muy elegante y era de color rojo. Excepto por el tacómetro y sus ahogos en la partida en frío, funcionaba de mil maravillas. Más que un rugido regular, yo escuchaba un agradable sonido que me era familiar. En esos momentos de vuelo en las nubes, Paul me pasó un casco blanco de diseño algo desteñido y unos guantes oscuros para no dañarme las manos. Sentía que el casco estaba suelto, mis lentes se movían mucho dentro de éste. Los guantes eran historia diferente: me quedaban de maravilla.

Me subí a la motocicleta, con cuidado de no obstruir el tubo de escape que emanaba ese tóxico humo que era contradictoriamente agradable al olfato. Casi abrazándome a Paul, él me indicó que tenía que agarrarme de unas asas ubicadas en la zona trasera del vehículo. Cuando partió la moto casi me caí. Fue hilarante por un momento, me dio vergüenza decirle a Paul. Después de algunos metros de avanzar y tomar velocidad, volví a recordar mis experiencias cuando mi tío Maico me llevaba a andar en motocross a la temprana edad de 10 u 11. La velocidad, el viento fluyendo por mi ropa, el casi ocaso que mantenía mi rostro tibio, las vibraciones de la motocicleta y la gente pasar por las calles de Las Condes. Era una bella sensación que no sentía hace mucho tiempo. Similar a lo que pensaba que sentía Marco de Porco Rosso al surcar los cielos, tenía una paz en el alma que era difícil llenar con logros tan banales como sacarse una buena nota o recibir una paga por horas extras. Esa pregunta que te había dicho hace un momento tenía que ser reformulada: no es ser más inteligente lo que te hace sentir solitario, sino renegar de las buenas experiencias que puedes llegar a experimentar con otras personas. Es la magia de compartir con ellos lo que te hace sentir bien desde el alma.

Ya eran las cinco de la tarde, habíamos andado por casi una hora con Paul. Llegamos a casa de Estivalia. Me despedí de ella, de Paul, de tía Marisol y tío Alan -quien no te mencioné anteriormente, pero en otra ocasión será así. Volver a casa caminando hacia el paradero que me iba a dejar en estación Príncipe de Gales con el sol dándome la cara jamás había sido tan agradable. Me volví a sentir en mis 17 años.

Espero que tú, tu mamá y el pequeño Alejandro se encuentren bien. Los tengo en mis pensamientos todos los días, a pesar que no se lo digo a los demás. Claro que hay algunas excepciones, como Connie, pero es otra historia. Cuídate mucho, y espero algún día tu respuesta.

- Nicolás.

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AstralSoup [2012-10-25 20:04:01 +0000 UTC]

Hi!

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disturbedface [2012-06-17 02:54:51 +0000 UTC]

this ismcreepy time

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AstralSoup [2012-05-07 15:52:40 +0000 UTC]

Más arte nuevo, por favor.

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Manius-666 [2011-11-22 20:17:51 +0000 UTC]

thnx for the

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HakuTorch [2011-11-22 20:17:00 +0000 UTC]

Thanks for the watch!

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LeafedStar [2010-05-06 22:39:13 +0000 UTC]

Good gallery! ^_^

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RussianSlave [2010-01-04 19:20:26 +0000 UTC]

Te he tageado BDDDD lulz. [link]

La idea es que hagas esa "nota" a tu manera
Em, espero que la hagas : D!

ByeBye nya n_n


~Rizu.

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Miranda-H [2009-11-04 23:58:34 +0000 UTC]

nice drawing :] do u take requests, trades??

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